Crítica: Theodora en el Real, triunfo del feminismo
Theodora en el Real, triunfo del feminismo
Theodora de Händel. Julia Bullock, Joyce DiDonato, Iestyn Davies, Ed Lyon, Callum Thorpe, Thando Mjandana. Orquesta y Coro Titulares del Teatro Real. Escenografía: Chloe Lamford. Vestuario: Sussie Juhlin-Wallén. Iluminación y vídeo: James Farncombe. Coreografía: Sarita Piotrowski. Coordinación de intimidad: Ita O’Brien. Dirección del coro: José Luis Basso. Dirección de escena: Katie Mitchell. Dirección musical: Ivor Bolton. Teatro Real. Madrid, 11 de noviembre de 2024.
El oratorio Theodora de Händel, con libreto de Thomas Morell, está basado en una obra de Robert Boyle publicada el 1687 con el nombre de The Martyrdom of Theodora and Didymus. Händel lo compuso en 1749 y fue estrenado ene 1750 en el Covent Garden londinense, junto a su Concierto para órgano en sol menor, op. 7 núm. 5, con tan poco éxito que se retiró después de tres conciertos y no se volvió a representar hasta 1755. Se trata del único oratorio dramático de Händel compuesto sobre un tema cristiano y narra la historia de santa Teodora de Antioquía, quien, a pesar de las persecuciones, mantiene su fe.
Esta obra, aunque poco programada en concierto y menos representada, es considerada por no pocos como uno de los mejores -incluso el mejor- oratorio de Händel por su rica orquestación y elaboradas arias. El estilo es una mezcla de lo dramático y lo lírico, musicalmente, enfatizando los conflictos emocionales de los personajes, presenta una combinación típica entre recitativos, arias y coros, mezclando elementos de la ópera y el oratorio, lo que permite dotar a la música de mayor dramatismo conservando un enfoque espiritual.
Ejemplo de ello son sus arias Angels, ever bright and fair, The raptured soul y With harmony and love o los coros He saw the lovely Youth y How strange their ends, de cristianos y romanos respectivamente. El mundo romano está descrito por una música de fanfarria, mientras que en el cristiano predomina lo místico, pacífico y afable.
Además de su combinación entre ópera y oratorio, aborda temas de fe, sacrificio, amor y la lucha entre la opresión y la libertad, lo que lo hace partícipe en muchas épocas y contextos. Por ello, se presta a concepciones modernas como la versión escénica que hizo Peter Sellars para el Festival de Glyndebourne. La directora de escena, Katie Mitchell, propone una lectura feminista de Theodora, muy acorde con su extremismo en este tema. Theodora e Irene no son mujeres resignadas, sino luchadoras y las convierte en guerrilleras que luchan contra el sistema, representado por sus jefes tiranos que someten a las mujeres y a las minorías religiosas.
Traslada la acción a nuestro tiempo en las dependencias -una cocina multiusos, un salón, un lupanar, etc. – de una embajada romana en la que los empleados la radical minoría religiosa de los cristianos, encabezada por Theodora, se rebela activamente contra sus opresores como extremistas revolucionarias y fundamentalistas, incluso terroristas fanáticas. Novedad es la aparición de una coordinadora de intimidad, Ita O’Brien, para la realización de las escenas de violencia y contenido sexual. En su página web, el Teatro Real advierte: “Esta producción muestra escenas violentas y contiene temas de terrorismo, acoso y explotación sexual”.
No es para tanto, sino una forma de llamar la atención para atraer un público a quien la entrada le cuesta 407€. Se trata de una producción muy bien pensada, que extrae un impensable jugo del oratorio, con una excelente combinación de canto y actuación. El problema radica en que se trata de un oratorio y no una ópera y a más de uno le ha pasado (conversaciones mantenidas en los descansos) lo que a mí.
Uno está tan pendiente de la escena, de ver lo que nos quiere contar en cada momento, que te alejas de la música y desaparece la concentración que esta requiere. Eso sí, sería impensable hoy estar más de tres horas escuchando el oratorio en concierto.
Al final, a Katie Mitchell se le ve el plumero feminista y tiene que hacer que Theodora, Irene y Didymus triunfen asesinando al embajador. Se acabó la auténtica historia de la obra y Theodora deja de ser santa al no morir en la cámara frigorífica de la embajada. ¿Es esto admisible? Es como si Tosca muriese asesinada en vez de suicidarse o como si Mimí acabase curándose. En fin…
Julia Bullock domina el papel de Theodora, habiéndolo cantado en el Covent Garden. Notable actriz, su voz de soprano, de emisión irregular, inaudible a veces y con agudos destemplados otras, contrasta mejor con la de mezzo de Joyce DiDonato que cuando lo abordan también mezzos. DiDonato es el gran reclamo, habitual en el Real, donde ha cantado últimamente el Dido de Purcell y a donde regresará en mayo para la versión de concierto de Jephta. Impecable su Irene y la más ovacionada.
El contratenor británico Iestyn Davies muestra su gran clase en arias y dúos, el tenor británico Ed Lyon cumple y el bajo Callum Thorpe, de voz timbrada, sufre en algunas coloraturas. En conjunto una buena interpretación vocal y excelente escénica.
Ivor Bolton, que está en su última temporada como director musical del Teatro Real, siempre ha destacado en las óperas barrocas y lo demuestra con el buen rendimiento a los buenos elementos del Real, aunque nos hayamos acostumbrado a lecturas con más chispa en este repertorio como las de Minkowski, Gardiner, etc.
¿Qué esperar de una producción diseñada por una señora que dice ni siquiera tener interés especial en la música y que afirma que no le interesa en lo más mínimo la opinión de los hombres blancos cisgénero? A no ser que estrenes tu pastiche en Gabón, aquí el hombre blanco cisgénero es el 99% de tu auditorio.
Es increíble que se le encargue una producción a un oratorio o de una ópera a una señora que se declara poco menos que una comisaria política. Así nos va. No nos libramos del adoctrinamiento ni en la ópera.