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Por Publicado el: 04/03/2018Categorías: En vivo

Triunfo de Juanjo Mena en Londres

Juanjo Mena

The Times da las cinco estrellas a su dirección de “La consagración de la primavera”  esta semana

Íñigo Gurruchaga. Londres. “Cuando se desencorseta, ver a Mena es un placer”. “Espectacular”. “Mis huesos tintinearon, mi pulso se aceleró”. “Soberbio”. Tres regresos al podio, bravos, una larga ovación. La reacción del público y de la crítica avalan la dirección por Juanjo Mena, este miércoles, de la Orquesta Filarmónica de Londres interpretando “La consagración de la primavera”.

El crítico de The Times, Geoff Brown, que calificó el concierto en el Royal Festival Hall con las cinco estrellas, afirma que él recomendaría a los promotores que no incluyan en sus programas ‘demasiado a menudo’ la obra más conocida de Ivor Stravinsky. “Porque nada queremos menos que una música con tal fuerza salvaje se convierta en lugar común; si no pega un golpetazo excepcional, no es nada”, escribe.

En la primera representación de “Le sacre”, el 29 de mayo de 1913, en el recién construido Teatro de los Campos Elíseos, la coreografía para el ballet de Vaslav Nijinsky más que la partitura de Stravinsky, según historiadores de la música, provocó altercados entre el sector del público aburguesado que protestaba ante tal cacofonía y el ala vanguardista que celebraba los cambios.

Quedaban 16 años para que Luis Buñuel llevase piedras en sus bolsillos para atacar a los espectadores en el estreno de “El perro andaluz” en la sala parisina de Las Ursulinas si se les ocurría quejarse. Dicen también los historiadores especulativos que Stravinsky se habría adelantado cuarenta años en la quiebra de melodías y ritmos que formarían parte de la evolución de la música y el ballet en el siglo XX.

Es una de las obras orquestales más interpretadas, aunque para Colin Anderson, en calassicalsource.com, algunos directores buscan “emociones vulgares”, perpetran “timos”. Mena, a juicio de este crítico, “evaluó adecuadamente las raíces” y encontró “una lúcida enunciación, mezclas finas y buenos equilibrios”. Fue, a su juicio, “una Consagración bailable”, con cuidada mirada a los aspectos de folk ruso de la obra.

La Orquesta Filarmónica de Londres es un ente autogobernado por sus músicos, que celebró el año pasado su 75 aniversario, y que como orquesta residente en el Royal Festival Hall, en la ribera sur del Támesis, es protagonista del programa “Rostros cambiantes: Igor Stravinsky”. Los representantes de la orquesta felicitaban a Mena tras el concierto, y el maestro vitoriano elogiaba su concentración.

Juerga, fidelidad

Los críticos ponderan con variedad de elogios y reparos el programa del día- la suit sinfónica “Primavera” de Debussy, el “Concierto de piano para la mano izquierda” de Ravel y el “Idilio de primavera” de Delius- , pero, como Aland Sanders señala en seenandheard.com, “la atracción principal era la última pieza”. No le defraudó.

“Fue llamativo escuchar una Consagración que no es tratada de manera simplista y usada como un vehículo exhibicionista, porque esta no fue una narración que buscaba la sensación sino que ofreció una visión más completa de una música que es de fácil abuso y expresó con plenitud el sentido ritual y juerguista, con el último acorde súbitamente mortal y enfático, como se debe”, escribe.

Si Nick Boston, en bachtrack.com, se preguntaba si fue “suficientemente salvaje”, a Geoff Brown en ‘The Times’ no le caben dudas. El golpetazo quedó intacto”, escribe. “Especialista en calidez ibérica y coloridos exóticos, Juanjo Mena es un director al que es fácil subestimar. Pero en este caso su gusto por el detalle brillante logró aumentar el impacto de la descarga rítmica de Stravinsky y la belleza angular de los instrumentos de viento ponderando tranquilamente la próxima arremetida”.

“Bajo su celérica batuta”, prodigue el crítico de The Times, “’La consagración de la primavera’ dejó se ser el leviatán del modernismo musical y se convirtió, de modo supremo, en música para bailar, urgente pero ágil. Mena se mueve además de manera tan imaginativa. En momentos culminantes, saltaba como si hubiese caído sobre él un rayo, sus miembros serrados, sus pies en el aire”.

Juanjo Mena, de 52 años, dirige orquestas de Estados Unidos y de Europa en un calendario incesante y en el verano pondrá fin a su etapa de siete años como director de la Orquesta Filarmónica de la BBC, con sede en Mánchester, donde ha recibido muy buenas críticas por sus actuaciones en directo y por sus grabaciones en estudio.

Publicado en El diario montañés el 24-02-2018

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