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Por Publicado el: 25/06/2024Categorías: En vivo

Crítica: ‘Turandot’ de Puccini, en el Festival de ópera de Verona

Festival de Verona: ‘Turandot‘

Turandot, música de Giacomo Puccini y libreto de Giuseppe Adami y Renato Simoni. Ultimo dueto y final, completado por Franco Alfano. Reparto: Gregory Kunde como Calaf (el príncipe desconocido), Olga Maslova como Turandot, Maria Agresta como Liú, Leonardo Cortellazzi como el emperador Altoum, Riccardo Fassi como Timur, Youngjun Park como Ping, Riccardo Rados como Pang, Matteo Macchioni como Pong, … Orchestra, Coro e Ballo della Fondazione Arena di Verona. Michele Spotti, director musical. Roberto Gabbiani, director del coro. Franco Zeffirelli, director de escena, Emi Wada, vestuario, Maria Grazia Garofoli, coreografia. Arena di Verona, Verona, 15 de junio 2024.

Turandot, música de Giacomo Puccini y libreto de Giuseppe Adami y Renato Simoni. Ultimo dueto y final, completado por Franco Alfano. Reparto: Gregory Kunde como Calaf (el príncipe desconocido), Olga Maslova como Turandot, Maria Agresta como Liú, Leonardo Cortellazzi como el emperador Altoum, Riccardo Fassi como Timur, Youngjun Park como Ping, Riccardo Rados como Pang, Matteo Macchioni como Pong, … Orchestra, Coro e Ballo della Fondazione Arena di Verona. Michele Spotti, director musical. Roberto Gabbiani, director del coro. Franco Zeffirelli, director de escena, Emi Wada, vestuario, Maria Grazia Garofoli, coreografia. Arena di Verona, Verona, 15 de junio 2024.

Escena de la producción

El Festival de Verona viene celebrándose, con alguna suspensión, desde 1913, llegando este año a su 101ª edición. Las representaciones tienen lugar en el fabuloso anfiteatro romano, la Arena de Verona, con una capacidad para cerca de 30.000 espectadores. En esta temporada se verán, además de otras manifestaciones artísticas como conciertos y ballest, 6 óperas (Aida, Turandot, Il barbiere di Siviglia, Carmen, La Bohème y Tosca, la primera de ellas, en dos versiones diferentes (la original de 1913 y la creada el año pasado en ocasión del centenario del estreno). Se programan siempre óperas muy populares, capaces de atraer a mucho público.

Verona es una ciudad que ya merece una visita por sí sola pero aconsejamos si están este verano en la ciudad no perderse alguna de las representaciones: incluso aunque no se sea muy entusiasta de la ópera, poder ver una función en este anfiteatro romano, es realmente algo que merece la pena, porque son además espectaculares: al tener un escenario tan enorme, los montajes son grandiosos, y hay precios para todos los bolsillos.

Turandot es la ópera que ha inaugurado el Festival, la primera de las tres que se verán de Puccini, del que este año se conmemora el centenario de su muerte. Se estrenó en 1926 y es la última que compuso, si bien no al completo, ya que tuvo que ser acabada por Franco Alfano al fallecer dejándola inconclusa. Es una obra muy popular, la decimoquinta más representada en los últimos 10 años, la cuarta más vista de Puccini.

Musicalmente tiene mucha fuerza, el segundo acto incluye una parte muy difícil para la soprano en el aria en el que nos explica el porqué de su actitud y gran intensidad dramática cuando se presentan y revelan los acertijos y el tercer acto contiene una de las arias más bellas y conocidas de toda la historia, el ‘Nessun dorma’.

Sin embargo, casi podemos decir que es la última ópera del siglo XIX, ya bien entrado el XX: tiene fuerza y se escucha con placer, pero es relativamente conservadora en la partitura y el argumento es casi demencial, demasiado increíble y no genera la empatía del espectador, uno se pregunta porqué la insistencia del príncipe en conseguir el amor de Turandot, de quien, como suele ocurrir, queda totalmente enamorado sólo con verla y sin importarle su historial homicida.

Para hacernos una idea del cierto anacronismo de esta obra, el mismo autor ya había escrito ‘Il Trittico’ en la década anterior y en esas fechas ya están activos compositores como Richard Strauss, Bartók, Janáček, Prokófiev, Schönberg, Weill…, mucho más experimentales y con historias con fuerte contenido crítico o problemática social. En el 24 se estrenó Erwartung (La espera), en el 26 Cardillac o El caso Makropulos. Incluso Madama Butterfly o la comentada Suor Angelica son mucho más atrevidas. Dicho todo esto, y abstrayéndonos de tanta incoherencia (los aficionados a la ópera lo tenemos que hacer constantemente), hay que decir que se puede ver y disfrutarla y e incluso que contiene momentos de gran emoción.

La representación que nos ofrece el Festival de Verona es un revival de la producción de 2010, a cargo de Franco Zeffirelli, con coreografía (movimiento escénico) de Maria Grazia Garofoli y vestuario de Emi Wada.

El primer acto nos presenta los muros del palacio imperial, enorme, muy bien hecho, aunque en la puesta en escena podemos decir que ‘sobran cosas’: la vista no alcanza a ver y el cerebro a procesar tanto como pasa en el escenario: el pueblo, en tonos grises, que se arrastra de aquí para allá, los guardas por otro lado, dragones por aquí, verdugos por allá…, Zeffirelli tiene un gran sentido del espectáculo, pero quizá es un poco kirsch y grandilocuente.

Pero esto es poco con lo que nos espera en el segundo acto: se bajan los muros y aparece el palacio del emperador en todo su esplendor. Esplendor de verdad: todo oro, bailarines, cortesanos, trajes espectaculares…, opulencia es la palabra. Y en el segundo acto se produjo la anécdota de la noche, porque falló algún mecanismo y no era posible retirar parte del escenario, con lo que advirtieron por megafonía (en varias lenguas, que no deja de ser también una representación para atraer turistas) de unos momentos de pausa que, felizmente, no se alargaron demasiado.

Y ya el tercer acto comenzó con el primer escenario del exterior del palacio, otra vez con el pueblo miserable presente para cambiar en el segundo acto al interior del suntuoso palacio.

Si todo esto pasara en un teatro ‘normal’ quizá seríamos menos benevolentes, pero en la Arena de Verona es lo que esperamos y lo que criticaremos si no aparece: la grandeza escénica. Nos gusta.

Turandot, música de Giacomo Puccini y libreto de Giuseppe Adami y Renato Simoni. Ultimo dueto y final, completado por Franco Alfano. Reparto: Gregory Kunde como Calaf (el príncipe desconocido), Olga Maslova como Turandot, Maria Agresta como Liú, Leonardo Cortellazzi como el emperador Altoum, Riccardo Fassi como Timur, Youngjun Park como Ping, Riccardo Rados como Pang, Matteo Macchioni como Pong, … Orchestra, Coro e Ballo della Fondazione Arena di Verona. Michele Spotti, director musical. Roberto Gabbiani, director del coro. Franco Zeffirelli, director de escena, Emi Wada, vestuario, Maria Grazia Garofoli, coreografia. Arena di Verona, Verona, 15 de junio 2024.

Escena de la producción

¿Y en lo musical? Gran orquesta, muy bien dirigida por un jovencísimo Michele Spotti (Milán, 1993) que supo dar matices a cada cambio de registro, quizá alargado excesivamente en algún momento pero con una buena nota final. El coro, dirigido por Roberto Gabbiani estuvo a la altura de lo que se espera en este lugar: buena conducción, gran voz (será lo que mejor se escuche en toda la velada) y muy bien acompañado por un coro de voces blancas en el primer acto.

La soprano rusa Olga Maslova interpreta a Turandot, hizo un buen papel en su debut en la Arena, con una gran voz, solida en los registros agudos, modulando con acierto y aunque sin llegar a forzar demasiado. Se defendió bien en el, como hemos comentado, difícil segundo acto, a la algura de una soprano dramática wagneriana, que es lo que este personaje exige.

Como príncipe ignoto, el barítono-tenor estadounidense Gregory Kunde estuvo menos acertado que su compañera, en algún momento su voz no llegaba bien al público (y hablamos de la platea, no quiero imaginar cómo sería al fondo de la grada). Tiene una voz bonita capaz de expresar emociones diversas, pero quizá ya se le van notando los años y no es el más adecuado para la Arena.

Maria Agresta, la triste (y un poco mojigata) Liú, fue seguramente el mejor canto de la noche, una voz muy lírica, regular y pureza, tal y como requiere el papel. El 2023 ya pasó por Barcelona en este mismo papel y también como Tosca, y volverá este año como Donna Leonora en La forza del destino y la vimos en Madrid como Médée y la podremos ver en septiembre como Adriana Lecouvreur. Si no la han escuchado aún se encontrarán una agradable sorpresa y si ya la conocen será un feliz reencuentro.

Las tres máscaras (Youngjun Park, Riccardo Rados, Matteo Macchioni) fueron las que mejor trabajo actoral hicieron, quizá porque era más fácil moverse y ser atendidas al participar de la escena los tres a la vez, además de tener la fortuna de ser la parte cómica de la obra, lo que ayudaba a desestresar al público.

Resumiendo: fue una bonita noche, quizá no la mejor en términos acústicos pero es siempre un placer disfrutar de un espectáculo en este espacio, habiendo tomado antes un aperitivo o una pizza y después salir y disfrutar de un helado o una copa en una de las fantásticas plazas y calles de Verona.

Javier Lillo

Un comentario

  1. Fernando 25/06/2024 a las 11:21 - Responder

    Hace años que Kunde debería de haberse retirado. Si voz ya no tiene vibrato y los agudos son penosos. No entiendo que le sigan contratando.

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