Crítica: Mitsuko Uchida, solista con la Orquesta Nacional dirigida por David Afkham
La OCNE con Uchida y Afkham
Obras de Beethoven y Zemlinsky. Mitsuko Uchida, piano; Christiane Karg, soprano y Christopher Maltman, barítono. Orquesta Nacional. David Afkham, director. Auditorio Nacional. Madrid, 3 de diciembre de 2023
Programa de esos que se pueden calificar de bonitos e interesantes, combinando una obra popular de Beethoven con otra más desconocida para el público como la de Zemlinsky. Muchas cosas debe estar haciendo bien la OCNE cuando con mucha frecuencia se ve llena la sala del Auditorio Nacional día tras día. Programas, calidad de cuerpos y solistas y, también, precios.
El conocido, que no tal, como segundo concierto para piano de Beethoven rezuma Mozart en su desenvoltura y alegría, por lo que encaja bien con el temperamento de Mitsuko Uchida. Apuntemos que la pianista japonesa es también una experta beethoveniana, con dos ciclos de los conciertos en sendas grabaciones. De ella admiramos el sentido del equilibrio, la madurez y la transparencia, cualidades que Afkham dejó latir con un acompañamiento mesurado. Emanó lirismo el adagio y vibración en allegro y rondó. Un gran éxito sin concesión a propinas.
Completaba el concierto la “Sinfonía lírica” de Zemlinsky, de la que existe una soberbia grabación con Julia Varady y Dietrich Fischer-Dieskau dirigida por Lorin Maazel, que no dudo en recomendar vivamente. David Afkham entiende y se compenetra perfectamente con este tipo de obras. Siete canciones sobre poemas del poeta bengalí Rabindranath Tagore (1861-1941) traducidos al alemán, para orquesta, soprano y barítono, que son acompañadas por una gran orquesta. Se estrenó en Praga en 1924. No es fácil dar unión a estos poemas y el propio compositor lo escribió: “La afinidad intrínseca de las siete canciones, con sus preludios e interludios, que tienen todos una y la misma base apasionada y profundamente seria, ha de darse por reconocida y aceptada si la obra se comprende e interpreta correctamente. Lo que confiere a estos poemas su afinidad interna es precisamente la selección que de ellos hice y el orden determinado en que los compuse, y lo que subraya claramente la unidad de la obra es la forma de interpretarlos, junto con un tratamiento a la manera de leitmotiv de algunos de los temas, y el director debe tener siempre ante sí la idea del carácter unitario de la obra”. Frente a la forma apasionada de la primera o la segunda contrasta la calma del cuarto o la desesperación y resignación de sexta y séptima. Cantó luciendo atractivo timbre el barítono Christopher Maltman y con menor sonoridad, pero buen gusto, la soprano Christiane Karg, muy bien acompañados por una OCNE en estado de gracia, con intervenciones solistas muy destacables. Éxito redondo. Gonzalo Alonso
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