Crítica: ‘Un ballo in maschera’: juventud al poder en la tierra natal de Verdi
Un ballo in maschera: juventud al poder en la tierra natal de Verdi
Un ballo in maschera, con música de Giuseppe Verdi y libreto de Antonio Somma, basado en la obra Gustave III ou Le bal masqué, de Eugène Scribe. Edición crítica a cargo de Ilaria Narici. Reparto: Davide Tuscano como Riccardo, Ludovico Filippo Ravizza como Renato, Caterina Marchesini como Amelia. Otros: Danbi Lee, Licia Piermatteo, Giuseppe Todisco, Agostino Subacchi, Lorenzo Barbieri. Orchestra Giovanile Italiana y Coro del Teatro Regio di Parma. Fabio Biondi, director musical. Martino Faggiani, director del coro. Daniele Menghini, director de escena. Davide Signorini, escenografía. Nika Campisi, vestuario. Gianni Bertoli, iluminación. Teatro Giuseppe Verdi, Busseto, 5 de octubre 2024.
El Festival Verdi 2024 ha presentado una programación ambiciosa y variada, con una ópera en versión concierto (Attila), más La battaglia di Legnano y Macbeth en versión francesa presentadas en el Teatro Regio de Parma y la que nos ocupa, Un ballo in maschera en el Teatro Giuseppe Verdi de Busseto. Este teatro en la ciudad natal de Verdi, a cuyo proyecto se opuso el maestro y que jamás llegó a visitar, es una pequeña joya que cuenta con apenas 300 asientos y escenario reducido, y ofrece un desafío único para la puesta en escena de óperas de gran envergadura, pero la vez nos brinda una experiencia íntima, casi familiar.
Un ballo in maschera fue compuesta por Giuseppe Verdi en 1859, tiene una historia compleja debido a la censura de la época. Originalmente basada en el asesinato del rey Gustavo III de Suecia, Verdi se vio obligado a cambiar la ambientación y los personajes varias veces a causa de la censura, que no permitía representar un regicidio. El libreto, inicialmente titulado Gustavo III, pasó por Una vendetta in domino y Adelia degli Adimari, antes de llegar a su forma final ambientada en el Boston colonial.
El libreto, como casi siempre en las óperas del XVII al XIX se permite licencias que hoy son difíciles de aceptar, pero musicalmente no hay dudas: esta obra marca un punto de inflexión en la carrera de Verdi, alejándose de los estilos operísticos anteriores y anticipando sus grandes obras de madurez.
Muy resumido: Riccardo, conde de Warwick, es el gobernador de Boston. Está enamorado de Amelia, mujer de Renato, su mejor amigo. El amor es correspondido, pero las circunstancias lo hacen imposible. Renato descubre la situación y se cree ultrajado y traicionado. Decide unirse a un grupo de conspiradores para asesinar al gobernador, ocasión que verán propicia en la celebración de un baile de máscaras. El conde ha decidido enviar a la pareja de vuelta a Inglaterra, con honores, y así ser fiel a su amigo, pero Renato lo matará antes de conocer esta noticia.
La pieza está dirigida por Daniele Menghini con escenografía de Davide Signorini y vestuario de Nika Campisi, un equipo de jóvenes talentos que ya han firmado 4 producciones juntos y trabajando en varios proyectos que podrán ver la luz en los próximos años. Han tenido la idea de disfrazar en todo momento y no sólo en el baile a todos los personajes, con excepción de los conspiradores, que visten un estilo formal, de etiqueta.
Es un buen recurso aunque los disfraces nos recuerdan demasiado a la saga de Piratas del Caribe, incluso el comportamiento sexualmente equívoco de Jack Sparrow se refleja en el protagonista Riccardo, y no sólo en él: hay momentos en que el escenario parece un bar de Chueca en las fiestas de Halloween, en un ambiente mezcla de pop y gótico, con calaveras y angelotes espectrales sobrevolando la escena, en una mezcla un poco surreal pero que no llega a molestar, el espectador acaba aceptando la raridad de la atmósfera.
Como guiño a la trama original de Verdi y Somma, en un detalle que seguramente pasa desapercibido, en una escena de la representación aparecía un retrato de Gustavo III de Suecia.
En cuanto a los intérpretes, cabe destacar también su juventud, muchos de ellos provenientes de la Accademia Verdiana del Teatro Regio de Parma, que buscan hacerse un hueco participando en concursos y festivales y que nos han brindado actuaciones prometedoras pese a su todavía corta experiencia.
El calabrés Davide Tuscano debuta como Riccardo, mostrando una musicalidad notable y un timbre claro, aunque quizá le faltó llegar bien a las notas más altas. Buena su interpretación en un papel que, dada la excentricidad que le han atribuido en esta representación resulta el más difícil de digerir y por el público.
Primera vez para Caterina Marchesini (26) como Amelia. Voz clara, también nos pareció que las notas altas las puede mejorar: lo hará, es joven y se está preparando bien. El barítono Lodovico Filippo Ravizza interpretó a Renato Una voz clara y hermosa, muy adecuada para el personaje, aunque pensamos que también mostró algunas dificultades en los registros extremos.
Destacar además a la mezzo coreana Danbi Lee como la bruja Ulrica, muy impactante visualmente, con un vestuario que asimilaba a una tenebrosa reina Isabel I. Voz muy potente y profunda, muy adecuada para la caracterización de su personaje. Retengamos bien su nombre porque nos puede dar muchas alegrías.
La dirección musical estuvo a cargo de Fabio Biondi, experto en música barroca y director de la orquesta Europa Galante. Era seguramente el más veterano de todo el equipo, y a los mandos de los más jóvenes: la Orchestra Giovanile Italiana, formada por músicos que no sobrepasan los 30 años.
Hubo discusiones en los primeros pases sobre el papel de ambos, la idoneidad de él, su interpretación quizá algo seca y poco alegre y de ciertas limitaciones e inexperiencia de la orquesta, pero nosotros la encontramos adecuada, teniendo en cuenta además que debido al tamaño del foso (y del teatro en general), la orquesta era reducida, unos 25 miembros que pensamos que han trabajado correctamente, como así lo agradeció el público con largos aplausos.
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