Crítica: Un bello final de la Tetralogía en Leipzig
GÖTTERDÄMMERUNG (R. WAGNER)
Oper Leipzig. 13 Mayo 2018.
Termina la Tetralogía en Leipzig y lo hace de manera brillante, bastante mejor de lo que cabía esperar tras el Siegfried del día anterior. Efectivamente, el paso atrás de entonces ha servido para tomar un nuevo impulso y hemos asistido a una más que notable representación del Ocaso de los Dioses, con una producción adecuada y atractiva, una excelente dirección musical y un reparto en el que han destacado sus dos principales protagonistas.
Escena
Como en las entregas anteriores, la producción es obra de la británica Rosamund Gilmore que ha ofrecido un escenario único (Carl Friedrich Oberle) para toda la ópera y con presencia de la danza, que ha tenido más protagonismo que los días anteriores. La escenografía consiste en una gran sala con altos pilares, a los que se añaden elementos de atrezzo para las escenas de interior, entre los que destaca un gran piano blanco, que será donde se deposite el cadáver de Siegfried en la escena final y a donde subirá también Brünnhide para su inmolación. En las escenas de interior toda la parte de la izquierda es un gran ventanal, mientras que en las de exterior se cierra el ventanal y se recurre a la máquina de humo para su ambientación. En el primer acto, en la derecha del escenario, se coloca una terraza, representando la Roca de Brünnhilde. La producción funciona bien, siendo lo menos conseguido la escena de Siegfried con las Hijas del Rhin, que resulta poco adecuada en esta escenografía. El vestuario (Nicola Reichert) es moderno y atractivo y hay una destacada labor de iluminación por parte deMichael Röger.
Hemos asistido a una buena producción del Anillo, cuyo único lunar ha estado en los dos primeros actos de Siegfried. No diré que es una producción excepcional y maravillosa, pero sirve perfectamente para ponerse al servicio de la trama y no al contrario, como tanta veces ocurre últimamente.
La dirección musical de Ulf Schirmer ha sido excelente en esta ocasión, más a la altura de lo que nos ofreció en las primeras entregas. Incluso cabe decir que ha sido la versión más conseguida de todo el Anillo. La tensión no ha decaído en ningún momento y esto es un mérito adicional en una ópera tan larga como ésta. La única pega que pondría a la versión musical es la de abusar en cierto modo de volumen orquestal en esa maravillosa música que es el Funeral de Sigfrido. Una excelente versión musical que ha hecho que el viaje a Leipzig haya merecido la pena. Muy buena, nuevamente, la prestación de la estupenda Gewandhaus Orchester. Muy buena también la impresión dejada por elOper Leipzig Chorus, que tuvo una excelente actuación.
Escena
Volvía a encarnar el personaje de Brünnhilde la soprano berlinesa Christiane Libor, cuya actuación ha sido magnífica de principio a fin. Estamos ante una de las mejores intérpretes del personaje al día de hoy y puede cantarlo con éxito en cualquier teatro de renombre. La voz es poderosa, canta estupendamente, se entrega en escena y resulta emocionante y muy expresiva. En suma, una gran Brünnhilde.
El nuevo Siegfried era el tenor alemán Thomas Mohr, que fue el intérprete de Loge en el Oro del Rhin, donde tuvo una magnifica actuación. No puedo decir que la voz de este artista responda a las características de un tenor heroico, ya que a su timbre le falta calidad, pero es un estupendo cantante, que cantó de manera muy convincente toda la ópera, incluyendo el dificilísimo relato que precede a su muerte y en el que demostró que puede perfectamente con esa endiablada tesitura. Una sorpresa agradable.
El bajo Rüni Brattaberg volvía a aparecer en escena, esta vez como Hagen y sigue sin convencerme. Estuvo más comedido que lo habitual en el primer acto, mientras que en los dos últimos volvimos sufrir su tendencia a abrir sonidos, como si tuviera miedo de que no se le escuchara bien. Sus dificultades en las notas altas son evidentes y eso afea su actuación.
Lo hizo bien el barítono Tuomas Pursio en la parte de Gunther, rol que le resulta más adecuado a su voz que los de Wotan y Alberich que ha cantado en esta Tetralogía.
Escena
Un poco corta de poderío la soprano Gal James en la parte de Gutrune, pasando un tanto desapercibida.
La mezzo-soprano Kathrin Göring fue Waltraute y nos ofreció para mi gusto lo mejor que ha hecho en toda la Tetralogía. Su escena con Brünnhilde tuvo una gran carga emotiva y las dos lo hicieron muy bien.
Cumplió con su cometido el bajo barítono Peter Sidhom en la parte de Alberich.
Lo hicieron bien las Nornas, que fueron interpretadas por Karin Lovelius, Kathrin Göring y Olena Tokar. Menos brillantes fueron las Hijas del Rhin, interpretadas porMagdalena Hinterdobler (Woglinde), Sandra Maxheimer (Wellgunde) y Sandra Janke (Flosshilde).
El teatro estaba prácticamente lleno. El público dedico una recepción entusiasta a los artistas, especialmente a Christiane Libor. Hubo también entusiasmo para Thomas Mohr y Ulf Schirmer.
La representación comenzó puntualmente y tuvo una duración de 5 horas y 22 minutos, incluyendo dos intermedios. Duración musical de 4 horas y 15 minutos. Ocho minutos de aplausos.
El precio de la localidad más cara era de 109 euros, costando 59 euros la más barata. José M. Irurzun
Fotos: T. Schulze.
Últimos comentarios