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Por Publicado el: 04/02/2024Categorías: En vivo

Critica: Una Carmen de rutina

CARMEN (G. BIZET)

El Baluarte de Pamplona. 2 Febrero 2024

La Fundación Baluarte ofrece todos los años dentro de su programación musical alguna representación de ópera y este año ha sido la siempre bien recibida Carmen la elegida, siendo la segunda vez que se ofrece en este escenario, habiendo pasado 14 años de aquella primera vez.

Es curioso el hecho de que en este arranque de año me ha sido posible asistir a representaciones de esta gran ópera de Georges Bizet no solamente en Pamplona, sino también en el Liceu de Barcelona y en el Metropolitan de Nueva York, aunque en este último caso lo fue en retransmisión en cines. Debo decir que han sido, por tanto, 4 las representaciones de la ópera a las que he asistido en lo que llevamos de año y en mi valoración la más floja de ellas ha sido la que ahora nos ocupa.

Escena

La producción escénica ofrecida ha sido la del director de escena Jean Louis Grinda, que durante años ha sido el director de la ópera de Montecarlo.  La producción se estrenó en 2018 en el Capitole de Toulouse, siendo coproducción de las óperas de Toulouse y Marsella. 

La producción arranca en una especie de visión retrospectiva con la muerte de Carmen a manos de Don José, lo que tiene lugar durante el preludio orquestal. El trabajo escénico es bastante clásico, desarrollándose en la época del estreno de la ópera y con una escenografía simple (Rudy Sabounghi), consistente en un par de muros móviles a los que se añaden elementos de atrezzo para las distintas enscenas. Por atrás hay una gran pared, por donde salen los artistas, ofreciendo en la parte de arriba una especie de cartel de toros con la fecha de 1875, que es precisamenete el año de su estreno en París. En el tercer acto desaparece el mencionado cartel y en el último acto se sustituye por imágenes de videos de la corrida de toros, llamando la atención que la producción confunde el desfile de cuadrillas a la plaza con el paseillo, que es lo que se ofrece en imágenes.

La producción no tiene mayor interes, narrando bien la trama y yo la encuentro corta de dirección de escena, siendo quizó lo más conseguido el tercer acto. Evidentemente, uno no puede olvidarse tan pronto de la produccion de Calixto Bieito, que es la que pude ver hace unos dias en el Liceu de Barceloa. La diferencia es notable.

La dirección musical estuvo encomendada a la joven directora francesa Audrey Saint Gil, a quien no había visto dirigir hasta ahora. Su lectura me ha resultado poco convincente, siendo a mi parecer bastante monótona y corta de emoción, llamando la atención sus tiempos bastante lentos. De hecho, la duración musical ha sido prácticametne 10 minutos superior a las recientes de Barcelona y Nueva York. No tengo nada en contra de los tiempos lentos, pero exigen una tensión y profundidad que aquí no ha habido. ¡Cómo no acordarme de las lecturas lentas de Barenboim y de Lorin Maazel! Claro que esas pertenecen a otra categoría. Prestación correcta de la Orquesta Sinfónica de Navarra y por debajo la del Coro Lírico AGAO, donde faltó empaste en más de una ocasión. Lo hizo bien la Escolanía del Orfeón Pamplonés en sus breves intervenciones. 

Escena

Carmen fue interpretada por la mezzo soprano georgiana Ketewan Kemoklidze, cuya actuación ha estado bien, aunque no extraordinaria. Vocamente, la cosa funciona de manera correcta, aunque no sea excepcional y como intérprete podemos decir también que cumple bien, aunque no es comparable a lo que hemos podido ver recientemente a Clementine Margaine y a Aigul Akhmetshina. 

El tenor asturiano Alejandro Roy no me resultó decpcionante en Don José, porque ya sabía de antemano lo que nos iba a ofrecer. Simplemente, canto de fuerza y ayuno de matices. Para mi gusto lo más adecuado que ofreció fue el tercer acto, pero no puedo decir lo mismo de los otros tres actos. La Romanza de la Flor no tuvo interés, y el dúo final con Carmen fue una exhibición de canto de fuerza fuera de lugar. 

La soprano malagueña Berna Perles fue Micaela y cumplió con su cometido sin gran brillantez. La voz funciona bien por el centro de la tesitura, mientras que se estrecha en las notas altas, que están un tanto comprometidas. La habíamos visto en este escenario cantar el personaje protagonista de Fidelio, que poco o nada tiene que ver en términos vocales con Micaela. 

Como en Barcelona hace unos días, Escamillo era Simón Orfila y volvió a hacerlo bien, moviéndose con soltura en escena y ofreciendo una voz todavía amplia y suficiente para el personaje.

Ketewan Kemoklidze

En los personajes secundarios me resultó atractiva la voz de Andrea Jiménez en la parte de Frasquita, cumpliendo bien Nerea Berraondo como Mercedes. En los otros contrabandistas lo hizo bien César San Martín como Dancaire, resultando insuficiente vocalmente Igor Peral como Remendado.

Escaso de interés el Morales de Andoni Sarobe y con voz amplia y no de mucha calidad David Lagares como Zuñiga.

La representación comenzó con 8 minutos de retraso y tuvo una duración total de 3 horas y 12 minutos, incluyendo un intermedio. Duración musical de 2 horas y 36 minutos. Escasos aplausos a escena abierta y más calidos y duraderos en los saludos finales. 

El Baluarte había agotado sus localidades, lo que pone de relieve la popularidad de esta ópera, en cuya retrasnmisión del Metropolitan había ocurrido lo mismo en el cine. El precio de la localidad más cara era de 70 euros, costando 35 euros la más barata. José M. Irurzun

Fotos: I. Zaldúa

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