Critica: Una estupenda “Mujer sin sombra” en Berlín
DIE FRAU OHNE SCHATTEN (R. STRAUSS)
Staatsoper de Berlin. 5 Octubre 2018.
He asistido a una magnífica representación de esta ópera de Richard Strauss, que había tenido ocasión de ver el año pasado, cuando se estrenara en Berlín la producción en el Teatro Schiller, donde la compañía de ópera estaba entonces, ya que el Teatro de la Unter den Linden estaba todavía en obras de reforma. El resultado, como digo, ha sido muy bueno con una destacada dirección musical, un muy buen reparto vocal y una magnífica producción escénica, que queda aquí mejor que en el reducido Teatro Schiller, aparte de que la acústica entre ambos teatros ofrece una gran diferencia a favor del tradicional de la compañía.
La producción escénica de Claus Guth se estrenó en Berlín en Abril de 2017 y tuve oportunidad de verla entonces y disfrutar con ella. Como digo, ahora las cosas funcionan todavía mejor que entonces.
Se trata de una coproducción de la Scala y el Covent Garden, habiendo tenido su estreno hace 6 años en Milán, siendo representada dos años más tarde en Londres. La producción venía precedida de justa fama, ya que había triunfado de manera inequívoca en el paso por las dos ciudades mencionadas. Efectivamente, se trata de un trabajo escénico magnífico por parte de Claus Guth y su equipo. A una producción atractiva a la vista se une una dirección de actores verdaderamente excepcional. Estamos ante uno de los más grandes directores de escena de la actualidad.
Claus Guth ofrece esta extraña ópera como un sueño (más bien una pesadilla) de la Emperatriz, que no es sino la protagonista que da título a la ópera. La escenografía de Christian Schmidt consiste en unas paredes laterales curvas de madera, mientras que el centro lo ocupa un escenario giratorio, al que tan aficionado es siempre Claus Guth, que permite rápidos cambios de escena, que además son numerosas en esta ópera. La mencionada escenografía es muy adecuada y atractiva, como lo es también el vestuario del propio Christian Schmidt. Todo va acompañado de una notable labor de iluminación por parte de Olaf Winter y unas adecuadas proyecciones de videos, obra de Andi A. Múller.
No hay relecturas, sino una exposición de la trama con todos sus elementos fantásticos en la visión onírica de la protagonista. Si algo hay que destacar es la espectacular dirección escénica por parte de Claus Guth, que hace una labor verdaderamente excepcional. De modo particular hay que señalar la actuación de la Emperatriz, que está siempre en escena, y hay momentos que se deben a un auténtico genio del teatro, como son las escenas iniciales en la casa de Barak. En suma, una producción magnífica de principio a fin.
La dirección musical ha estado confiada en esta ocasión a la australiana Simone Young, cuya lectura es justo que sea destacada. Cuando se estrenó la producción, la dirección corrió a cargo de Zubin Mehta y tengo que decir que la dirección de la australiana para nada nos ha hecho recordar a Zubin Mehta, aparte de recordarle para alegrarnos de la favorable evolución de su enfermedad. La dirección de Simone Young ha sido muy cuidada, con momentos verdaderamente inspirados y que nos ha hecho disfrutar con la magnífica música de Richard Strauss. A sus órdenes estuvo una estupenda Staatskapelle Berlín, una de las mejores orquestas que circulan por el mundo. Buena también la actuación del Staatsopernchor y hay que destacar también la actuación del Kinderchor, que lo hizo estupendamente.
El personaje que da título a la ópera no es sino el de la Emperatriz o Kaiserin, que es la Mujer sin Sombra, es decir sin posibilidad de quedar embarazada. Su intérprete fue la soprano finlandesa Camilla Nylund, como lo fue también en el estreno de la producción en Berlín. Como entonces, su actuación ha sido plenamente convincente, en una de las mejores actuaciones que recuerdo es esta cantante, si es que no ha sido la mejor de todas ellas, perfectamente comparable con la de hace algo más de un año.
La Mujer de Barak fue interpretada por la soprano rusa Elena Pankratova, a quien había tenido ya ocasión de ver anteriormente en este mismo personaje. La verdad es que la he encontrado mejorada y más convincente que en ocasiones anteriores. La voz funciona perfectamente y transmite emociones, lo que no es nada fácil. En algo más de un mes la podremos ver en Bilbao como protagonista de Fidelio y estoy seguro de que va a ser un triunfo para ella.
El personaje de la Nodriza o Amme fue interpretado una vez más por la mezzo soprano alemana Michaela Schuster, auténtica especialista en el personaje. Su actuación escénica fue irreprochable y vocalmente resulta muy adecuada, aunque ha perdido su timbre frescura y anda un tanto apretada por arriba.
Magnífico de principio a fin el Barak de Michael Volle, con una voz amplia y espectacular y ofreciendo una gran nobleza en su canto, así como una gran capacidad expresiva. No se me ocurre un mejor Barak que él y acaba convirtiendo a este personaje en el centro de atención de todos los espectadores.
No voy a descubrir ningún secreto diciendo que Richard Strauss parecería que odiara a los tenores, ya que lo que escribe para ellos les hace sudar tinta china. Ejemplo paradigmático de lo que digo es precisamente el personaje del Emperador, que tiene una tesitura endiablada, por no decir que imposible. Fue aquí su intérprete el tenor Simon O’Neill, que mostró una vez más su no muy atractiva voz y sus apreturas en la imposible parte alta de la partitura. Salvó los muebles y ya hizo bastante.
Los personajes secundarios fueron siempre bien cubiertos. El barítono Boaz Daniel fue el Mensajero de los Espíritus, adecuado vocalmente. La soprano Evelin Novak fue una correcta intérprete del Guardíán del Templo. Slávka Zámecniková lo hizo bien en la Voz del Halcón. Adecuado, algo apretado, el tenor Jun-Sang Han como la Aparición del Joven. Los hermanos de Barak fueron bien cubiertos por Karl-Michael Ebner (Jorobado), Adam Kutny (Tuerto) y Bartolomeo Stasch (Manco). Finalmente, la Voz de Arriba corrió a cargo de Natalia Skrycka.
El Teatro de la Unter den Linden ofrecía una ocupación de alrededor del 90 % de su aforo. El público dedicó una entusiasta recepción a los artistas, con muestras de entusiasmo para todos, siendo primus inter pares Michael Volle.
La representación comenzó con 5 minutos de retraso y tuvo una duración de 4 horas y 12 minutos, incluyendo dos intermedios. Duración musical de 3 horas y 8 minutos. Diez minutos de aplausos.
El precio de la localidad más cara era de 132 euros, costando la más barata 30 euros. José M. Irurzun
Fotos: H. J. Michel
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