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Por Publicado el: 13/11/2019Categorías: En vivo

Crítica: 1º y 2º reparto de Doña Francisquita en el Liceu

DOÑA FRANCISQUITA (A. VIVES)

Gran Teatre del Liceu de Barcelona. 12 Febrero 2019.

Estas notas hacen referencia al primero de los dos repartos programados, en el que los cambios han tenido lugar en los dos personajes principales de la obra, Francisquita y Fernando, manteniéndose igual el resto del reparto, así como producción y dirección musical. El resultado artístico ha sido mejor que el del día anterior en lo que se refiere a al reparto vocal, mejorando un tanto la dirección musical en mi opinión.
Tengo la impresión de que la producción de Lluis Pasqual ha sido mejor recibida en Barcelona que lo que lo fue en el Teatro de la Zarzuela, aunque para mi gusto sigue siendo una producción que pone a su servicio la obra y no al revés, como se supone habría de ser. Supongo que en la reacción del público algo habrá pesado también el paisanaje.
La dirección musical estuvo nuevamente en manos de Óliver Díaz y hoy su lectura me ha parecido algo mejor que la del día anterior. No es que haya habido grandes diferencias, pero me ha parecido su lectura menos plana, como si también el director estuviera influido por el mejor rendimiento vocal de los protagonistas. El sonido de la Orquesta Sinfónica del Liceu siguió siendo tan pobre como el del día anterior.

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María José Moreno y Celso Albelo

Como digo más arriba, los cambios en el reparto se han centrado en los dos personajes principales, manteniéndose los mismo en todos los demás casos.
Francisquita fue interpretada por María José Moreno, que tuvo una buena actuación vocal y escénica. Su voz me parece más adecuada para el personaje que la de Elena Sancho el día anterior y sigue siendo la granadina un valor de plena garantía en cualquiera que sea la parte que cante. No fue su actuación extraordinaria, pero sí adecuada e interesante.
Fernando fue interpretado por el tenor canario Celso Albelo y aquí la diferencia con el intérprete del segundo reparto es mucho mayor. No es tanto la diferencia por la calidad de Albelo, sino por la insuficiencia de Antonio Lozano el día anterior. El tenor canario nos ofreció una buena interpretación vocal, con voz siempre atractiva y adecuada y cantando con gusto, aunque puede resultar algo exagerado en su interpretación. Destacó en la siempre esperada romanza Por el humo se sabe dónde está el fuego.
Volvía Ana Ibarra a encarnar a Aurora y la he encontrado un tanto por debajo del día anterior. La voz no corría tan bien y noté un vibrato más pronunciado en esta ocasión.
Nada que objetar a la prestación del tenor Alejandro del Cerro, que fue un notable Cardona.
Repetía Isaac Galán como Lorenzo.
El actor Gonzalo de Castro repitió su buena actuación como Narrador/Directo

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Lucero Tena

Nuevamente, tuvimos a Lucero Tena acompañando a la orquesta en el fandango y obteniendo un triunfo personal.
Hay que destacar también el cuerpo de baile de Núria Castejón, brillante en el fandango.
Los personajes episódicos fueron cubiertos por miembros del Coro y lo hicieron bien.
El Liceu ofrecía una entrada de alrededor del 85 % de su aforo, estando los mayores huecos en los pisos superiores. El público se mostró más cálido con los artistas que el día anterior. Las mayores ovaciones fueron para Lucero Tena y el cuerpo de baile.
La representación comenzó puntualmente y tuvo una duración de 3 horas y 10 minutos, incluyendo dos intermedios. Seis minutos de aplausos.
El precio de la localidad más cara era de 260 euros. La butaca de platea costaba entre 143 y 216 euros. La localidad más barata con visibilidad plena costaba 58 euros. José M. Irurzun
Fotos: A. Bofill.

Segundo reparto: una mediocre Doña Francisquita

Gran Teatre del Liceu de Barcelona. 11 Noviembre 2019.

No es frecuente la presencia de la zarzuela en la programación del Liceu de Barcelona. Sin embargo, Doña Francisquita es una auténtica excepción, ya que se ha representado en el coliseo de Las Ramblas nada menos que en 46 ocasiones a lo largo de su historia. Fue en julio de 2010 cuando se ofreció por última vez. Indudablemente, el hecho de que Amadeo Vives fuera catalán supongo que tiene que ver con la presencia más o menos habitual de este título en la programación del Liceu.

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Escena. Acto I

La producción ofrecida es una coproducción del Liceu, el Teatro de la Zarzuela y la Ópera de Lausanne, habiendo recibido su estreno en Madrid durante el pasado mes de mayo. Esta nueva producción se debe al catalán Lluis Pasqual y es un ejemplo más de los trabajos que, en lugar de ponerse al servicio de la obra, hacen todo lo contrario. El director de escena catalán ofrece los tres actos de la obra en tres momentos distintos. El primer acto se desarrolla en 1934 en un estudio de grabación discográfica, el segundo en 1964 en un plató de televisión, donde se retransmite una especie de musical, y, finalmente, el tercer acto tiene lugar en la actualidad como un ensayo general de la obra en el teatro. Todo ello hace que la escenografía de Alejandro Andújar sea prácticamente inexistente, ya que no hay tal en el primer acto ni en el segundo y únicamente en el tercero se pone una pantalla al fondo donde se proyectan imágenes. El vestuario se debe al mismo Alejandro Andújar y tampoco tiene mayor interés. La iluminación de Pascal Mérat podemos decir que pasa desapercibida.

Estamos acostumbrados a que en estas obras se corten notablemente los diálogos, que no suelen tener mayor interés desde la perspectiva actual, pero aquí se suprimen los originales y se sustituyen por otros ad hoc, que corren a cargo del presentador o narrador, que es el productor del disco, director del programa de televisión, y director de escena en el supuesto ensayo. El primer acto es ni más ni menos que una versión de concierto, con el coro sentado detrás y los solistas delante, vestidos de calle. La única diferencia radica en que no usan partituras. El segundo acto se convierte en una sucesión de números musicales, propios de un programa nocturno de la pequeña pantalla. En el tercero hay un espacio amplio donde actúa el cuerpo de baile en el fandango. Quien vaya al teatro sin conocer la trama lo tiene muy difícil para poder entender el argumento.

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Escena. Acto III

En cuanto a la dirección de escena, se puede decir que es casi inexistente. Ni dirección de masas ni de solistas. En resumen, una producción que puede servir para cualquier título o para ninguno. Yo me inclino por esto último.
Como en el estreno de la producción en el Teatro de la Zarzuela, la dirección musical corrió a cargo de Óliver Díaz, quien siempre me ha parecido un notable director, pero cuya labor en esta ocasión me ha resultado decepcionante. A su lectura le faltó vida y me resultó por debajo de la que nos ofreció en Madrid. El sonido que salía del foso del Liceu es uno de los más pobretones que he escuchado en este teatro. A sus órdenes estuvo la Orquesta Sinfónica del Liceu, que no es una orquesta excepcional, pero le hemos escuchado prestaciones mejores que la que nos ocupa. Correcta la actuación del Coro del Liceu.
Se han programado dos repartos vocales, siendo el que nos ocupa el segundo de ellos, que no ha sido muy brillante.
Doña Francisquita era la soprano guipuzcoana Elena Sancho Pereg, cuya carrera se ha venido desarrollando en Alemania y a la que he tenido ocasión de ver en varias ocasiones y con buenos resultados. En esta ocasión su actuación me ha resultado poco convincente. No es que lo haya hecho mal, sino que es un problema de adecuación vocal. Para mi gusto su voz resulta excesivamente de soubrette para el personaje de Doña Francisquita, que va mejor con una voz de más anchura que la suya. Cantó con gusto la romanza del Ruiseñor, destacando en las notas altas.

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Elena Sancho Pereg y Antonio Lozano

El tenor Antonio Lozano dio vida a Fernando y me resultó insuficiente. La voz no tiene calidad y le he encontrado más apretado por arriba que anteriormente. El mayor problema a mi parecer es que su expresividad deja bastante que desear y su actuación resulta en conjunto aburrida y sin interés.
La valenciana Ana Ibarra fue Aurora “La Beltrana” y lo hizo bien. Desenvuelta en escena y sin problemas para hacerse oír. Cantó con gracias el dúo del Marabú.
Cardona fue interpretado por tenor cántabro Alejandro del Cerro, a quien he encontrado mejorado respecto de actuaciones anteriores. Su voz es claramente más importante que la de Antonio Lozano y llegaba mucho más nítida a la sala. Una buena actuación la suya.
En los personajes secundarios Isaac Galán lo hizo bien como Lorenzo, mientras que María José Suárez fue una simpática Doña Francisca y Miguel Sola cumplió bien en Don Matías.

Hay que señalar de nuevo la buena prestación de Gonzalo de Castro como Narrador/Director y, sobre todo, la de Lucero Tena, que tocó las castañuelas brillantemente durante el Fandango del último acto.
El Liceu ofrecía una ocupación de alrededor del 85 % de su aforo, estando los mayores huecos en los pisos superiores. El público se mostró un tanto frío con los artistas, siendo las mayores ovaciones para Lucero Tena y el cuerpo de baile.
La representación comenzó con 4 minutos de retraso y tuvo una duración de 3 horas y 7 minutos, incluyendo dos intermedios. Cinco minutos de aplausos.
El precio de la localidad más cara costaba 260 euros, costando la butaca de platea entre 156 y 216 euros. La localidad más barata con visibilidad costaba 58 euros. José M. Irurzun
Fotos: A. Bofill

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