Crítica: La voix humaine en Garaje Lola con Nicola Beller Carbone
La voix humaine: visión de nuestros días
Poulenc: “La voix humaine” (‘La voz humana‘). Nicola Beller Carbone, soprano. Miquel Ortega, piano. Isabel Cámara, actriz. Garaje Lola, Madrid, 19 de enero de 2023.
Es muy conocido este monólogo de Francis Poulenc sobre texto de Jean Cocteau. Como siempre, brilla en la escritura musical el buen gusto, la ironía, la sonrisa y el drama ligero, o no tan ligero, entrevisto. Una vez más hemos asistido a las cuitas de la mujer que mantiene un último punto de contacto con su amante a través del hilo telefónico en este claustrofóbico monodrama, que estrenara en 1959 la soprano Denise Duval y que en este caso ha interpretado la también soprano Nicole Beller Carbone, alemana de nacimiento pero española de adopción. Aunque ha desarrollado la mayor parte de su carrera en el extranjero han sido constantes sus visitas a nuestro país, en el que, como en otros, ha impartido cursos y clases de canto.
La suya ha sido y es la voz de una soprano lírica ancha con ribetes spinto, de timbre bien soleado, no específicamente bello, pero provisto de una gran personalidad, con grave no muy poblado, centro amplio y sonoro y agudo bien proyectado algo falto de redondez a sus años, pero perfectamente apoyado. Maneja una técnica muy sólida que le permite frasear con desahogo y elegancia y establecer una línea vocal muy exigente poblada de saltos interválicos y de pasajeras disonancias en el ágil y contrastado lenguaje, de raíz tonal, del compositor, que describe de mano maestra a través de un discurso sin desmayo el drama de la mujer que se siente abandonada.
Poulenc indaga en las actitudes, en las sutiles variaciones psicológicas aplicando fórmulas vocales muy variadas, desde el susurro al canto decimonónico, con sutiles repeticiones de fragmentos melódicos que se engarzan en un discurso emocional continuo cuajado de indicaciones de todo tipo: “como un grito”, “en el paroxismo de la locura”, “en el extremo de la angustia”, “muy calmo y voluptuoso”… Expresiones que Beller Carbone, que es una gran y completísima actriz, respetó cuidadosamente en una exposición muy fiel a la letra y al espíritu, con movimiento continuo, con trasiego de actitudes, con cambio de vestuario, con gimnasia corporal incluida (cantar debajo del piano, por ejemplo).
Se siguió, en efecto, la versión con piano, que es en realidad la primera que compuso Poulenc. Ante el teclado, el conspicuo, musical, preciso de toque, poético de expresión, bien ensamblado con la voz solista, del versátil Miquel Ortega, que sostuvo las accidentadas secuencias con seguridad y respiró al unísono con la soprano. De ella era precisamente la dirección escénica en esta ocasión, que se desarrolla en el camerino de una cantante a punto de salir a escena y que lucha con una inesperada situación. Su dolor y angustia van unidas a la expresión. Atractiva propuesta de teatro dentro del teatro en la que se mezcla la realidad y el imaginario.
Aquí, y en los tiempos que corren, el teléfono es móvil y se emplea un mínimo auricular. Colaboró la silenciosa actriz Isabel Cámara en la parte de asistente. De la iluminación se encargaron José Luis Lacalle y Emiliano Suárez, que es también productor ejecutivo y director del Garaje Lola. Arturo Reverter
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