LA FILLE DU REGIMENT (G. DONIZETTI).

Auditorio Kursaal de San Sebastián. 12 Agosto 2022.

Tras dos años de ausencia debido a la pandemia que nos ha venido azotando, vuelve la ópera a la programación de la Quincena Musical Donostiarra y lo hace con esta obra de Gaetano Donizetti, que ha contado con la presencia de dos cantantes guipuzcoanos en los personajes protagonistas. 

La Fille du Regiment puede ser considerada como una ópera popular, aunque no es excesivamente frecuente su presencia en los teatros de ópera del mundo. A mi parecer se trata de una ópera que no tiene mucho interés musical, aunque cuenta con páginas de importancia, como son las dos arias del tenor (Ah, mes amis y Pour me raprocher de Marie), así como la de la soprano (Il faut partir). Es precisamente la primera de las mencionadas arias del tenor y sus siempre esperados 9 DOs la razón fundamental para su popularidad.

La representación a la que hemos asistido se anunciaba como semi escenificada, lo que significa habitualmente la presencia de la orquesta en el escenario y ausencia de escenografía y vestuario en los intérpretes, aunque haya movimiento en escena. En San Sebastián se anunciaba como director de escena a Guillermo Amaya.  La sorpresa ha venido del hecho de que hemos asistido a una representación escénica prácticamente plena, ya que la orquesta estaba en el foso y en escena había decorados apropiados, aunque simples (Enrique Sancho), no faltando vestuario adecuado (Raquel Porter) y hasta un correcto trabajo de iluminación (Ion Anibal). Esta sorpresa positiva ha ido cambiando a peor conforme transcurría la ópera, ya que la dirección de escena acaba convirtiéndose en la gran protagonista de la representación. Nada tengo que oponer al hecho de que se traiga la acción a tiempos prácticamente actuales, pero el regista acaba convirtiendo la ópera en una zarzuela, pasando los recitativos a ser diálogos, que además se hacen en castellano y euskera, dependiendo de los personajes que están en escena, y las libertades que se toman del libreto son innumerables. Incluso se añade una canción o aria para la Duquesa de Krakentorp, que se canta en euskera y que nada tiene que ver con la ópera que nos ocupa. 

La dirección musical estuvo encomendada al onubense Lucas Macías, que sustituía al inicialmente anunciado Jordi Bernácer. Tal como digo más arriba, se ocupa únicamente de los números musicales, como ocurría en las representaciones de zarzuelas, y su dirección no ha ofrecido interés, limitándose a acompañar a los cantantes en escena. Estuvieron a sus órdenes la Orquesta Sinfónica de Euskadi, que no tuvo una noche particularmente brillante, y el Coro Easo, que cumplió con su cometido sin excesiva brillantez.

Indudablemente, lo que importa en esta ópera es la parte vocal, particularmente en lo referente a los personajes protagonistas de Marie y Tonio, que aquí fueron interpretados por cantantes locales, pero con carreras lanzadas, especialmente en lo que se refiere al tenor.

La protagonista que da título a la ópera es Marie, la hija del regimiento 21, que fue interpretada por la soprano donostiarra Elena Sancho-Pereg. Fue una intérprete adecuada, cantando con gusto y moviéndose bien es escena, aunque tiene el inconveniente de que su instrumento resulta un tanto reducido.

El personaje de Tonio era el que levantaba las mayores expectativas, ya que su intérprete era el también donostiarra Xabier Anduaga, que a sus 27 años ha pasado de ser una promesa a convertirse en una auténtica realidad. Hoy es un tenor en demanda por los principales coliseos del mundo y me van a permitir que mi nivel de exigencia sobre su prestación vaya acorde con su importancia. Esta ópera tiene dos arias para Tonio de corte muy distinto. En el primer acto está la ya mencionada de Ah, mes amis, en la que se exige un cantante brillante y fácil por arriba, capaz de enfrentarse a los 9 DOs sobreagudos. La interpretación de Anduaga ha sido muy brillante y hasta espectacular, digna de uno de los tenores más importantes de la actualidad. Así lo entendió también el público, que, tras una interminable ovación, consiguió que ofreciera un bis. El aria del segundo acto Pour me raprocher de Marie es auténtico belcanto y no hay fuegos artificiales. Aquí me ha resultado menos convincente Xabier Anduaga, ya que he echado en falta mayor matización por su parte y se me ha quedado un tanto corto de emoción. En cualquier caso, su triunfo popular no tiene discusión.

El Sargento Sulpice fue interpretado por el barítono Damián del Castillo, que no pasó de la corrección en su interpretación, en la que casi tiene más que hablar que cantar. 

En los personajes secundarios Anna Alàs y Jové fue una correcta Marquesa de Berkenfield, sin mayor importancia. Paula Iraragorri fue la Duquesa de Krakentorp, a la que se le permitió cantar una romanza en euskera sin mucho interés. Cumplieron con su cometido Juan Laborería como Hortensio y Gerardo Quintana en le rol hablado del Notario. Finalmente, Darío Maya fue el Cabo del Regimiento y Luken Munguira cubrió la parte del Aldeano. 

La representación comenzó puntualmente y tuvo una duración total de 2 horas y 37 minutos, incluyendo un intermedio y el bis del tenor. 

El Kursaal estaba prácticamente lleno y el público se mostró muy agradecido con los artistas, tanto en escena abierta como en los aplausos finales. Las mayores ovaciones fueron indudablemente para Xabier Anduaga.

El precio de la localidad más cara era de 80 euros, costando la más barata con visibilidad 25 euros.  José M. Irurzun