Crítica: XXVI Certamen Pedro Bote
Certamen “Pedro Bote”: Tres finalistas, tres primeros premios
XXVI Certamen Pedro Bote. Obras de Korngold, Sarasate, Wieniawski, Waignein, Albright, Beethoven, Thomas y Giménez. Intérpretes: Alexis Harth Martínez (violín) y Eduardo Moreno (piano); Manuel Mondéjar (saxofón), Selena Cancino (piano), Dylan Glenn (barítono), Rubén Castelló (piano). Casa de Cultura de Villafranca de los Barros (Badajoz). 26 noviembre 2023.
Lo nunca visto. Tras la fase semifinal, fueron tres los concursantes que llegaron a la gran final del Certamen “Pedro Bote”, concurso de interpretación que se celebra anualmente en la blanca localidad extremeña de Villafranca de los Barros, y cuya vigesimosexta edición se clausuró ayer con insólito resultado. El jurado decidió “por unanimidad” conceder el primer premio ex aequo a los tres finalistas: la violinista hispano-estadounidense Alexis Hatch Martínez, el saxofonista eldense Manuel Mondéjar, y el barítono californiano Dylan Glenn. Fue, efectivamente, una final de muy alto nivel en la que cualquiera de los tres finalistas hubiera sido brillante y hasta brillantísimo ganador.
El muy salomónico fallo subrayaba la calidad de una final de concurso que, según reconoció el público con su aplauso y en los corrillos fuera de la sala, ha sido “la de más alto nivel de las 26 celebradas hasta la fecha”. Efectivamente, era difícil, quizá imposible, discernir entre cuál de los tres finalistas era el mejor. Alexis Hatch Martínez abrió la final con una interpretación incandescente y de subyugante intensidad del primer movimiento del Concierto para violín de Korngold, seguida de El Vito de Sarasate y culminada con una centelleante recreación del Scherzo-Tarantelle de Wieniawski. Después de estas interpretaciones cargadas de virtuosismo y criterio expresivo, parecía evidente que ella sería la ganadora inapelable del concurso…
Pero llegó el joven saxofonista Manuel Mondéjar con una exhibición espectacular de los recursos y capacidades del saxofón para generar bellezas y despertar fascinaciones. Técnica, frescura, talento y rigor fueron cualidades de un virtuoso, que, pese a su juventud, mostró tablas, cuajo y solera para fascinar y seducir al público y persuadir al jurado de que tenía que ser justísimo ganador…
El rizo se rizó aún más cuando irrumpió en el escenario el último finalista, el barítono estadounidense Dylan Glenn, artista en plenitud que con un dominio histriónico del sentido escénico sobrecogió con su interpretación del ciclo de canciones A la amada lejana, opus 98 (An die ferne Geliebte), que compone Beethoven en 1816, sobre poemas de Aloys Jeitteles. Dijo cada Lied con hondura, intensidad, veracidad y convicción nacida de su alma de artista. La voz, más inteligente que grande, se siente gobernada por sobresalientes cualidades escénicas y un sentido musical versátil y de altos quilates. Luego, cantó y puso un yugo en la garganta con el aria “Être ou ne pas être” del Hamlet de Ambroise Thomas, compositor diferente del que Chabrier dijo: “Hay tres clases de música: la buena, la mala y la de Ambroise Thomas”. Para bajar la tensión y lucir su versatilidad, el barítono estadounidense cerró la actuación con una divertida, muy teatralizada y brillantísima interpretación de “La Tarántula” de La Tempranica. Desde su registro baritonal, buena dicción y cuidada proyección, cantó la joya de Giménez con aires bergancistas y acentos propios. Tenía que ser ganador.
Al final, esta culminación de ganadores inapelables se resolvió del único modo posible. Tres primeros premios tan sustancialmente relevantes como si hubieran sido únicos. Únicas y primerísimas fueron las tres actuaciones de esta final de finales, que marca un hito en la historia creciente del certamen Pedro Bote, que debe su nombre a este certamen de certámenes. El premio a la mejor interpretación de música española fue para Dylan Glenn, no solo por su versión de La tarántula. También por el “Junto al puente de la peña” de La canción del olvido que cantó en las fases preliminares.
Creado en 1998 por iniciativa del Ayuntamiento de Villafranca de los Barros, el Certamen Pedro Bote deber su nombre a la figura de Pedro Bote Torres, insigne personaje nacido en 1868, que llegó en su juventud a Villafranca de los Barros, donde se erigió en dinamizador de la vida musical de una ciudad de hoy apenas 13.000 moradores, que vive con disfrute y satisfacción su alta cualificación musical. Banda municipal, escuela de música, certámenes, conciertos y un sinfín de actividades avalan y mantienen bien viva la condición de Villafranca de los Barros como “Ciudad de la Música” y de verdadera capital musical de la Comunidad de Extremadura. El jurado calificador de la actual edición ha estado integrado, entre otros, por el clarinetista Miguel Espejo, la catedrática de piano Ángeles Habela, el violinista Enrique Palomares y la compositora y guitarrista Rebeca Santiago Martínez. Justo Romero
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