Críticas en comandita
Anteayer nos hemos encontrado con la sorpresa de doce periódicos catalanes compartiendo un mismo editorial, en el que consideran que la actuación del Tribunal Constitucional representa “una situación inédita en la democracia española”, cuando lo realmente inédito es el propio hecho de un editorial común. Otros debaten en sus líneas políticas la cuestión, pero a mí me sirve para revelar un hecho de cierta semejanza que estuvo a punto de producirse en el mundo de la música el pasado mes de junio.
Poco antes nos habíamos reuníamos en Oviedo una buena parte de los críticos musicales para fallar los IV Premios Líricos del Campoamor. En el par de días de deliberaciones siempre hay tiempo para hablar de todo y una de las cosas que unánimemente preocupaban era y es la degradación que vive la música clásica en los medios. Los promotores, las salas de conciertos, los teatros, los artistas y ustedes mismos saben que cada día es más difícil leer una crítica en un diario de tirada nacional. Organizadores y patrocinadores se quejan de que el dinero que invierten en publicidad en la prensa no se corresponde con la atención que luego ésta presta a aquello que han anunciado y los críticos lamentamos la falta de información de la que dispondrán las generaciones futuras sobre los hechos musicales de hoy. ¡Qué fácil nos es en cambio acudir hoy a las hemerotecas para conocer las críticas que en su día recibieron los estrenos de Verdi o las actuaciones de Caruso!
Preocupados, la gran mayoría de nosotros planteamos, como protesta ante esta situación, redactar una crítica común que se publicase en toda la prensa diaria en la que colaboramos para el “Rigoletto” del Teatro Real de junio pasado -“No te joroba”, sugirió alguien como título- y que las revistas especializadas la recogieran más tarde en sus editoriales. Luego vino el tío Paco con la rebaja y primero se habló de un cuerpo común al que cada uno añadiría un párrafo final propio y finalmente huimos con el rabo entre las piernas temiendo más la “vendetta” de nuestros medios que la de Rigoletto. Cobardía, intereses alternativos y desunión acabaron con la iniciativa. Ahora se habla de una asociación que empieza por atacar, cómo no, el intrusismo, cuando existen otras muchas cosas de mayor importancia. Hoy yo envidio a la prensa catalana en su unión para compartir un editorial, aunque éste sea una barbaridad.