Temporada de la ONE
¿Cuándo en el Real?
Obras de Dukas, Rodrigo y Prokofiev. Ainhoa Arteta. Orquesta Nacional de España. Vasily Ptetrenko, director. Auditorio Nacional. Madrid, 13 de diciembre.
No me resisto a que hoy la crítica la dicten dos espectadoras de la fila segunda en el centro del anfiteatro, porque reflejan el abonado tipo de la ONE. El crítico, como los artistas, tampoco puede vivir en una jaula de oro y de vez en cuando conviene tomar el pulso a la calle, de modo que aquí van retazos de una conversación informativa y crítica con algunos añadidos personales. Era obvio que el centro del concierto lo ocupaba Ainhoa Arteta, por interés popular y colocación en el programa.
“El que sale no es el director de la Orquesta Nacional…” . “No, el titular es Pons, pero vienen muchos invitados. Éste será uno de ellos y, por el nombre, debe ser ruso”. “Sí, el programa dice que de San Petersburgo y tiene una pinta estupenda”. Y salió el alto y rubio Vasili Petrenko a dirigir un “Aprendiz de brujo” sin las imágenes de Walt Disney y sin la imaginación de Stokowski.
“Hoy canta Ainhoa Arteta. ¿Es de verdad buena?”. “Pasa por serlo”. “¿Pero no canta ópera, verdad?”. “Sí, en el Liceo sí, pero en el Real la tienen vetada”. “¿Y por qué la tienen vetada?”. “Eso no lo se”. Ni quien escribe tampoco. Ni tampoco un espectador que, nada más terminar los “Cantos de amor y de guerra” de Rodrigo, espeta “¿Y cuándo en el Real?”. Petrenko no ha entendido nada y mira a la soprano quien, con una sonrisa, le dice “No es nada” y prosigue con los “Cuatro madrigales amatorios”.
“Las primeras canciones fueron muy iguales, un poco aburridas. Éstas si me han gustado”. “Son muy bonitas”.
Con un tipo espléndido, realzado por un precioso vestido largo totalmente negro, vuelve la soprano para una propina, el “Cántico de los ángeles”. “Esta canción se la dedicó Rodrigo a Victoria de los Ángeles”, aclara. Canta con una voz que corre, dulce, algo corta en graves y en claridad de dicción, pero musical. Termina, se levantan parte de los músicos y llega la confusión.
“No me aclaro con el programa. Aquí viene otra obra”. Y efectivamente Petrenko sale para dirigir las fanfarrias del épico y triunfal poema “Per la flor del Lliri Blau” del maestro de Sagunto alumno de Dukas en París.
“¡Qué larga ha sido la primera parte!”. “Señoras, no se preocupen que la segunda es mucho más corta”, mete el caballero de al lado. Y es servida la suite n.2 del “Romeo y Julieta” de Prokovief para finalizar un infrecuente y atractivo concierto, disparado en efectismos. No había entradas en taquilla, pero sí algunos visible huecos. Perdía el Madrid en Barcelona. Gonzalo Alonso