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Por Publicado el: 03/11/2006Categorías: Crítica

Cuando los genios se tocan

Temporada del Palau de les Arts
Cuando los genios se tocan
Sonatas de Beethoven. Daniel Barenboim, piano. Palau de les Arts. Valencia, 2 de noviembre
Decía en mi crónica del concierto celebrado el día anterior, un grisaceo “Emperador” con Barenboim y Mehta, que no se puede ser genio todos los días, pero afortunadamente el que lo tiene da muestras de ello de vez en cuando. Barenboim lo posee y lo dejó claro en su presentación en solitario con un todo Beethoven, coronado por interminables propinas (Mozart, Schubert, Chopin…) que no venían a cuento tras el programa oficial. Hasta le solicitaron un tango, a lo que él reaccionó cerrando la tapa del piano como para decir “si pedís chorradas, acabo aquí”. Pero todas lo eran tras las tres últimas sonatas y sobre todo después de la inefable Arrieta de la Op.110, una página que no se deja de admirar porque su riqueza es tal que siempre se descubren nuevas perspectivas en cada audición.
Hay veces en que todos los genios se funden en uno solo. Así sucede en las últimas sonatas. Beethoven mira en ellas al pasado y se encuentra con Bach, pero también lanza una mirada al futuro y entonces se cruza con la de Shostakovich. Sucede con frecuencia en el verdadero arte y Barenboim sabe intermediar en ese cruce de miradas. Toca estas sonatas, excepto la Op.110, más rápidas que en su última grabación de la integral, con arrojo y valentía, sin dar importancia a algún eventual roce de notas, porque va a la esencia. ¡Qué maravilla las variaciones del “andante” de la Op.109 o las del tiempo conclusivo de la Op.111, por no citar la forma de contraponer las cantilenas y las fugas del “adagio” de la Op.110! Un magnífico recital que sirve para perdonar la tarde anterior. Gonzalo Alonso

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