Cuerdas de plata para Granados
Cuerdas de plata para Granados
Noches en los Jardines del Alcázar. Programa: Obras de E. Granados, P. Viardot, L. Boulanger y G. Fauré. Violín: Mariarosaria D’Aprile. Piano: Tommaso Cogato. Lugar: Jardines del Alcázar. Fecha: Martes, 26 de julio. Aforo: Lleno.
Como ocurriese el año pasado en este ciclo, la participación de Mariarosaria D’Aprile y de Tommaso Cogato marca el nivel máximo de calidad musical del verano sevillano, pues hablamos de dos de los mejores músicos de nuestra ciudad que, de forma callada y sin alharacas, pero con la mayor de las entregas y con el máximo de sensibilidad, llenan de poesía y belleza cada uno de sus conciertos. Siguiendo una de las líneas maestras de la programación de este verano, también ellos construyeron un bello programa en torno a la estancia parisina de Granados.
El público habitual ha podido comparar en una semana cuatro versiones de la maravillosa sonata para violín y piano de Granados. De las tres que han sonado en su forma original, sin duda estimo que la mejor fue la de antes de anoche, tanto por la variedad de colores que D’Aprile extrajo de su violín (desde la evanescente entrada inicial hasta el carnoso y apasionado sonido de las partes más emotivas) como, sobre todo, por la sensibilidad en el fraseo de ambos músicos. Virtudes que coronaron una emocionante versión de la primera sonata de Fauré, atacada desde un irresistible impulso romántico por los dos artistas, con emotivos sforzandi y rico despliegue de agilidades. Cogato, en su momento en solitario con La maja y el ruiseñor, se elevó a un nivel poético incomparable, con el justo rubato como para no caer en el exceso sentimental. De por medio, ambos supieron darle su sitio a dos piezas de salón de Pauline Viardot (hija de nuestro Manuel García) que sonaron como dos pequeñas joyitas gracias a un fraseo muy cuidado y un legato magistral. Y, de nuevo, el juego con los colores del teclado (gran técnica de pedal) y de las cuerdas en el evocador Nocturne de la malograda Lili Boulanger. Una noche para el recuerdo. Andrés Moreno Mengibar
El público habitual ha podido comparar en una semana cuatro versiones de la maravillosa sonata para violín y piano de Granados. De las tres que han sonado en su forma original, sin duda estimo que la mejor fue la de antes de anoche, tanto por la variedad de colores que D’Aprile extrajo de su violín (desde la evanescente entrada inicial hasta el carnoso y apasionado sonido de las partes más emotivas) como, sobre todo, por la sensibilidad en el fraseo de ambos músicos. Virtudes que coronaron una emocionante versión de la primera sonata de Fauré, atacada desde un irresistible impulso romántico por los dos artistas, con emotivos sforzandi y rico despliegue de agilidades. Cogato, en su momento en solitario con La maja y el ruiseñor, se elevó a un nivel poético incomparable, con el justo rubato como para no caer en el exceso sentimental. De por medio, ambos supieron darle su sitio a dos piezas de salón de Pauline Viardot (hija de nuestro Manuel García) que sonaron como dos pequeñas joyitas gracias a un fraseo muy cuidado y un legato magistral. Y, de nuevo, el juego con los colores del teclado (gran técnica de pedal) y de las cuerdas en el evocador Nocturne de la malograda Lili Boulanger. Una noche para el recuerdo. Andrés Moreno Mengibar
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