Danzad, danzad malditos
Las pequeñas cosas se convierten en grandes cuando suman y suman. Es lo que sucede con el despilfarro en el Teatro Real. Se han “importado” una docena de bailarines para el “Perfecto americano” cuya calidad no pasa de ser discreta. Vamos, que como ellos hay cientos en España a los que no hubiera sido necesario pagar viajes y otros conceptos. ¿Preguntará alguien a Mortier o a García-Belenguer sobre todos estos dispendios en la presentación del jueves?
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