De copas con Bartók

Los 44 dúos para dos violines de Béla Bartók no son, tras su aparente simpleza, una música fácil. Como no lo es ninguna de las músicas de traza folclórica o pedagógica salidas de su pluma a lo largo de toda su carrera. Datan de 1931,  es decir, de un Bartók que ya había ampliado su catálogo de cuartetos de cuerda hasta el número cuatro, y que ya tenía en su haber páginas sinfónicas tan densas como El mandarín maravilloso, su ópera Barbazul o, las dos sonatas para violín y piano. Hablamos pues ya de músicas de la madurez, aunque lo fueran solo de pre-madurez si comparamos todas esas partituras con las que acabaría escribiendo a través de la década de los mismos años 30 y el lustro de la de los 40 que todavía vivió.

Se trata de una experiencia absolutamente pedagógica, que no es la primera que Bartók desarrolla pensando en sus alumnos. Ya había hecho algo parecido veinte años en los cuatro volúmenes de piezas para piano que bautizó con el nombre de Para niños, ´con el fin de que los alumnos, desde sus primeros años de estudio, puedan tocar obras en las que se encuentre la simplicidad natural de la música popular y sus particularidades melódicas y rítmicas´ (Béla Bartók). Ese era el Bartók de principios del siglo XX, y esa era su Hungría natal, uno de los países del mundo donde más afición hay a la música clásica. Claro que eso no obstó para que, llegado el monstruo, se tuviera que exiliar.

Estos 44 Dúos se presentan en cuatro cuadernos de piezas sencillas, muy tocadas por el folclore de la zona; pequeñas páginas de perfume húngaro, eslovaco, rumano, serbio, etc. Como es sabido, Bartók fue un folclorista de primera, cuyos trabajos de investigación le sirvieron para trazar un estilo que se ha dado en llamar ´folclore imaginario´, cuyo sentido último es la captación espiritual del folclore no solo con la utilización directa de los temas, sino de su halo, de su alma, de su significado étnico. En este caso, Bartók todavía no ha llegado a ese estrato de su vida creativa, pues la mayor parte de estas pequeñas músicas atienden más a transcripciones directas.

Vamos a poder escuchar estas obras inhabituales en un espacio inhabitual, y gracias a las inhabituales artes del ciclo The London Music Nights, que ha querido incluirlas con la participación de Lina Tur Bonet y Enrico Onofri como solistas. Atención, música de primera que es probable no se vuelva  a poder escuchar en Madrid en mucho tiempo. Pedro González Mira

BARTÓK: 44 Dúos para dos violines. Lina Tur Bonet, Enrico Onofri, violines.  Café Comercial. Lunes 13, 21.00. 16 € (con copa). Entrada más menú: 39 €. Entradas en Ticketbell.com