De la Papelera
Lo siento pero no, no se puede estar en misa y repicando, no se puede ser juez y parte, sobre todo cuando está en juego bastante más que un puñado de euros. Me explico: ni es de recibo que un ministro de Cultura se dedique a publicar tres o cuatro libros al año, o a escribir crítica literaria en un medio privado, o a presentar libros de amigos, con todo el aparato del Estado, ni es de recibo que el director general del Inaem, Juan Carlos Marset [en la imagen], pueda seguir figurando como editor de la revista Sybila, ni apadrinar el lanzamiento de su último número (esta misma semana). Eso es jugar con ventaja. ¿Se imaginan a cualquier otro ministro, o ministra, manteniendo su bufete, su agencia de viajes, su pastelería o cualquier otro negocio privado en sus ratos libres?
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