De luto
De luto
El Cultural no puede quedarse al margen de la desaparición de dos muy grandes artistas de la segunda parte del pasado siglo: Beverly Sills (1929) y Regine Crespin (1927). Ambas han fallecido con apenas un día de diferencia. Si en este momento se desconoce la causa exacta del óbito de la soprano francesa, sí se sabe que la americana llevaba treinta años luchando contra el cáncer.
Beverly Sills fue quizá la soprano americana más conocida en los años ’60 y ’70. Su gran ocasión en su patria llegó con el personaje de Cleopatra en una producción del “Julio Cesar” de Haendel de la New York City Opera (1966), teatro de donde llegaría a ser su directora general. Sin embargo fue su resonante triunfo en la Scala con “El sitio de Corinto” el que le llevó a las portadas de Newsweek y Time. Se despidió con una gala en su teatro en 1980. De ella se admiró la forma en que supo extraer todas las posibilidades a una voz relativamente pequeña, pero de impresionante capacidad para las agilidades y los sobreagudos, así como el sentido dramático que sabía desarrollar en todos sus personajes.
Regine Crespin triunfó en el repertorio francés –Decca acaba de publicar un doble cd con el título “Prima donna in Paris”- desde su debú en la Carlota de “Werther”, pero también en el alemán y el wagneriano. Su encarnación de la Mariscala ha pasado a los anales líricos, como así mismo sus intervenciones en los festivales de Bayreuth, donde debutó en 1958 con el personaje de Kundry. Otra de sus intervenciones históricas tuvo lugar al participar en el estreno mundial de “Dialogo de carmelitas”. Su oscuro color vocal la permitió abordar algunos papeles de mezzo. Se retiró en 1989.
Ambas empezaron sus carreras como se hacía entonces: paso a paso y de las provincias a las capitales. Ambas dedicaron a la enseñanza sus últimos años de vida y ambas tuvieron un amplio sentido del humor que las llevaba a reírse del divismo y hasta de sí mismas. De ambas nos quedan sus autobiografías: “Vida y amor de una mujer” –en claro homenaje a Schumann- de Crespin y “Sills, autobiografía” de Sills. Descansen en paz.
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