De teatro
De teatro
En el ministerio de cultura francés saben bien que los teatros han de programar con mucha anticipación, por eso se nombró intendente de la Ópera de París a Gerard Mortier tres años antes de que venciese el mandato de Hugues Gall y por eso ahora se ha nombrado a Nicolas Joël también tres años antes de que Mortier se haya de jubilar, obligado por las leyes francesas. Así Joël puede empezar a programar y, cuando tome posesión, lo hará presentando el resultado de un trabajo propio y no heredado. Justo lo que no se hizo en su día en el Real ni ahora en El Escorial. Sin embargo el ministro de cultura francés se equivoca al nombrar a un director de escena para tal puesto, por mucho que le haya exigido que no pueda realizar en la Bastilla ninguna puesta en escena propia, lo que ya es algo si miramos para otros lares. Pero los intereses son muchos y quien hace la ley, hace la trampa. Basta decirle a otro colega con mando en plaza “yo te invito a París y tu me invitas a tu teatro”. Y París bien vale una misa.
Pero los intereses creados son aún mayores en Italia, en donde quien no es hermano es primo o cuñado “de”. Y si no que se lo pregunten a la propiedad de uno de los diarios más importantes a la hora de publicar algo sobre la Scala. Todos los medios musicales italianos opinan que la Scala está funcionando de pena en su nueva etapa, que no hay responsables que tomen decisiones y que, cuando éstas se toman, se toman tarde y mal. Pero la política impide que se tomen medidas. La situación la ha podido comprobar ahora la prensa internacional, a quien no se ha confirmado asistencia a la inauguración de la temporada hasta una semana antes de San Ambrosio. Jamás había sucedido algo así. Lissner ha cambiado equipos y los nuevos ni se conocen los periódicos de cada país. ¡Y qué decir del evento en cuestión! “Aida” con Zeffirelli. La verdad es que, a estas alturas, para ese viaje no hacía falta todo un Lissner. ¿O no? Claro que queda el consuelo de escuchar a Alagna como Radamés. Si Mario del Monaco dijo en ocasión del debut de Carreras en el papel con Karajan en Salzburgo que no era “Aida” sino “Nemorino en Tebas”, ahora bien podríamos decir que estamos ante “Almaviva en Karnak”. Alma en pena: ni un aplauso tras el dúo de Aida con Amonasro. Eso sí, todo enterrado en euros.
Pero aquí somos el hazmerreír del mundo: internacionalmente venga a preguntarnos qué pasaba en Valencia -con Mehta, Maazel, Calatrava, etc- y hay que contestar que se hundió el escenario. No se si el fallo es fallo o falla, pero sí que la traca va a traer cola y por eso el tema merece un artículo ex profeso.
Nota: Este artículo fue escrito el 7 de diciembre, antes de la espantada de Alagna
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