Del teatro Real
Al comprar mi abono para el Real hace un año se me dieron elegidos, sin contar conmigo, unos títulos, repartos, fechas y horas de representación. Pagué, suponiendo que eso me daba algún derecho. Desgraciadamente, de todo ello sólo los títulos se han mantenido.
No voy a referirme al sinnúmero de cancelaciones, algunas de ellas muy sonadas y que deberían haber llevado tal vez a ciertas dimisiones.
Los horarios de varios títulos también han sufrido modificaciones, según la gerente, por ignorarse la versión de la ópera que iba a representarse, algo harto extraño porque quien la dirigió sigue siempre los mismos criterios.
El caso más clamoroso es el del próximo día 3 de julio: la representación tendrá lugar a las cuatro de la tarde.
Es una hora magnífica para un sábado de julio: según la gerente, no es una “alteración sustancial del espectáculo”, y por ello no se devuelve el importe de las localidades, que se pagaron hace un año y en las que consta una hora muy claramente: las doce de la mañana.
Si el espectáculo no tiene lugar en la fecha y hora previstas, tienen la obligación legal y moral de devolver el dinero a los abonados que así lo soliciten.
Hace algo más de un año, una supuesta responsable del teatro me insultó, encontrándose en un evidente estado de embriaguez.
He solicitado una entrevista con la gerente repetidas veces desde entonces, pero parece que su forma de proceder es esconder la cabeza como los avestruces, no querer enterarse de los problemas, no dar la cara y ni siquiera saber disculparse por lo que hacen quienes ella ha colocado en puestos de responsabilidad.
Esperemos que ante quien no puede desempeñar un cargo con dignidad y no dimite, haya algún gobernante virtuoso que aplique un cese fulminante.
Ojalá para mejor.
Pablo Carrascosa Miguel – Madrid
EL PAÍS | Madrid – 17-06-2004
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