Die Tote Stadt: gran noche de Ópera en Frankfurt
DIE TOTE STADT (E. W. KORNGOLD)
Opernhaus de Frankfurt. 6 Noviembre 2015.
Si no hubiera hecho la Ópera de Frankfurt méritos suficientes para ser nombrada Opera del Año, con esta representación de La Ciudad Muerta los habría hecho sobradamente. Estamos hablando de una representación de una ópera, en la que no hay cantantes de relumbrón, ni siquiera un director conocido ni un director de escena consagrado. A pesar de todo ello la Ópera de Frankfurt ha conseguido ofrecernos una gran noche de ópera y eso solo lo pueden conseguir excepcionales compañías de ópera.
Comenzaré por referirme a la producción escénica, que se estrenó aquí hace 6 años y lleva la firma de Anselm Weber. Este regista alemán es bastante habitual en Frankfurt, donde ha ofrecido ya varias producciones, pero sus trabajos son prácticamente desconocidos fuera de su país, si exceptuamos algunas incursiones en la Volksoper de Viena. Esta producción es muy atractiva e interesante, perfectamente comparable a la de Willy Decker, que tuvimos la oportunidad de ver en nuestro país. La escenografía de Katja Hass nos ofrece un escenario cerrado por paredes con un cubo a la izquierda, donde se guardan todos los recuerdos de Marie. Únicamente en el segundo acto el cubo se eleva para dejar todo el escenario vacío para facilitar las evoluciones de la trouppe de Marieta. El vestuario es muy original y atractivo, obra de Bettina Walter. Buena también la labor de iluminación por parte de Frank Keller. A ello se une una notable coreografía de Alan Barnes y buenas proyecciones de imágenes por parte de Bibi Abel. Es una pena que la producción no se haya cerrado por arriba, lo que habría facilitado la proyección de las voces, aspecto muy importante en esta ópera, que cuenta con una orquestación riquísima.
Anselm Weber hace un trabajo escénico estupendo, manteniendo siempre en tensión al espectador, ofreciendo escenas originales y atractivas de las pesadillas y ensoñaciones del protagonista Paul, siendo de destacar el original desfile de monjas. La dirección de actores es muy buena. Yo creía que la antes mencionada producción de Willy Decker era insuperable y no diré que la que ahora nos ocupa la supera, pero sí que no se queda atrás.
Escena
En estas reposiciones del título la dirección musical ha estado encomendada al titular de la compañía, Sebastián Weigle, que en esta ocasión ha dejado su puesto en el podio a su ayudante Björn Huestege, un autentico desconocido para mí y cuya dirección ha constituido una agradable sorpresa. Simplemente diré que para nada he echado en falta a Sebastián Weigle y que Huestege nos ha ofrecido una Ciudad Muerta espléndida, con una prestación excepcional de la Frankfurter Opern und Museumorchester. La única pega que puede ponerse a la dirección de Huestege fue la de haber abusado en ocasiones de volumen orquestal, pero eso casi resulta inevitable en esta opera.
El protagonista Paul tiene que lidiar con una partitura erizada de dificultades, de un auténtico heldentenor y muy exigente en las notas altas. Su intérprete fue el tenor canadiense David Pomeroy, que nos ofreció una muy buena actuación, superando todas las dificultades de la partitura, que son muchas. Para ser un intérprete ideal le falta algo más de poderío vocal y unos graves más sonoros, pero es mucho lo que ofrece.
Sara Jakubiak
Algo parecido se puede decir de la soprano americana Sara Jakubiak como Marieta y Marie. Su interpretación fue muy buena, ofreciendo una voz atractiva y con poderío suficiente en el centro y arriba, mientras que también se quedaba un poco corta en las notas graves. Canta con gusto y destacó su interpretación de la famosa canción de Marieta.
Los dos protagonista rayaron a altura notable, pero el gran descubrimiento de la noche fue el barítono noruego Björn Bürger en los personajes de Frank y Fritz. Es cierto que este personaje es un auténtico bombón para un buen barítono lírico, contando con la preciosa canción de Pierrot como broche de oro. Este barítono tiene una voz preciosa, amplia, bien emitida y canta con un gusto exquisito. Hoy en día debería ser un excepcional barítono en óperas de Mozart. Puede tener un gran futuro.
La mezzo-soprano María Panthiukova fue una adecuada intérprete de Birgitta, con una voz atractiva en el centro, aunque también un tanto corta por abajo.
Los personajes secundarios eran un auténtico lujo. Juliette y Lucienne fueron muy bien interpretadas por Anna Ryberg y Jenny Carlstedt. A su mismo nivel Michael Porter (Victorin y Gaston) y Hans-Jürgen Lazar (Conde Albert).
Björn Bürger y Sara Jakubiak
La Opernhaus ofrecía una entrada de alrededor del 75% del aforo. El público mostró su entusiasmo al final de la representación, dedicando ovaciones y bravos a los artistas, especialmente a Björn Bürger, pero también a los dos protagonistas y al maestro.
La representación comenzó con 5 minutos de retraso y tuvo una duración de 2 horas y 43 minutos, incluyendo un descanso. Duración musical de 2 horas y 14 minutos. Siete minutos de aplausos.
El precio de la localidad más cara era de 105 euros, habiendo butacas de platea por 59 euros. La entrada más barata costaba 15 euros. Jose M. Irurzun
Fotos: Barbara Aumüller
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