“disPLACE”, con ánimo de denuncia
“disPLACE”, con ánimo de denuncia
“disPLACE”: Música de Raquel García- Tomás y Joan Magranè. Libreto de Helena Tornero. Elena Copons, soprano; Senastien Soule, barítono. Ensemble PHACE. Director: Vinicius Kattah. Director de escena: Peter Pawlik. Teatros del Canal, Madrid. 19 de febrero de 2017. Producción Festival Musiktheatertage Wien en coproducción con la Ópera de Butxaca.
El loable propósito de los autores es denunciar situaciones injustas muy habituales en la vida actual: la especulación inmobiliaria, la tiranía de los bancos, las consecuencias de la crisis económica, las contradicciones del modelo de turismo urbano. Con este fin edifican dos historias hasta cierto punto complementarias: una que narra la descomposición de una pareja de habla inglesa, esfumado ya el amor que los llevó a ocupar una vivienda, y otra que detalla las últimas horas del desahucio de un matrimonio barcelonés. Dos realidades contrapuestas bien engarzadas dramáticamente en acción sucesiva.
El desarrollo es algo premioso y las situaciones, sobre todo la de la pareja acomodada, no acaban de resultar del todo naturales, con reacciones un tanto rebuscadas a lo largo de una narración hasta cierto punto epidérmica, en la que los gestos son determinantes. Los diálogos, más bien previsibles, elaborados a partir de un recitativo dramático repetitivo, que se convierte en melódico, con el empleo de canciones populares, en la segunda historia (que parece ser la primera en el tiempo), avanzan sostenidos por un levísimo discurso instrumental nacido de la colaboración de un violonchelo y una viola –bien tocados por Sophia Goidinger-Koch y Barbara Riccabona-, que mantienen la tensión utilizando diversos efectos musicales: pedales, notas agudas, trémolos, ataques secos, arabescos de distinto signo, pizzicati… en un tejido al margen de lo tonal, que en la parte postrera se enriquece con rumores y sonidos concretos.
Ese lecho instrumental procura una suerte de pregnante atmósfera sonora que ilumina y que oscurece, que subraya e interroga y nos lleva hasta el final trágico de la pareja desahuciada. En ambas narraciones circula abundantemente el vino y el whisky y tienen su importancia los versos de Baudelaire. A las dos dio forma la dirección ondulante y orientadora de Vinicius Kattah, de manos aladas. Los cantantes fueron Elena Copons, soprano lírico-ligera de agradable timbre, segura y matizada, y Sebastien Soules, de emisión nasal y afinación relativa. En la segunda, como funcionario mudo, actuó Benedek Magy. Arturo Reverter
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