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Mutter, DE LA PUREZA ESTILÍSTICA
Hermes Luances, premio Reina Sofía
Por Publicado el: 08/10/2011Categorías: Crítica

DOBLE JUEGO ESCÉNICO Y MUSICAL EN LA ZARZUELA

DOBLE JUEGO ESCÉNICO Y MUSICAL

​Serrano: “El trust te de los tenorios”. Chapí: “El puñao de rosas”. Cipriano Lodosa, José Luis Patiño, Carmen Romeu, Julio Morales, Marco Moncloa, Aurora Frías, Chema de Miguel. Dirección Musical: Cristóbal Soler. Dirección de escena: Luis Olmos. Teatro de la Zarzuela, Madrid. 6-10-2011.

​“El trust de los tenorios” es una “humorada cómico-lírica” estrenada, con libro de Arniches y García Álvarez, el 3 de diciembre de 1910 en el Apolo de Madrid y desarrolla un juego escénico que combina la idea del viaje con la de los tenorios fracasados. “El puñao de rosas”, también con texto de Arniches, en este caso unido a Asensio Mas, había visto la luz en el mismo teatro el 30 de octubre de 1902. Es uno de los mejores ejemplos de lo que podría llamarse género chico de corte pintoresco.

​Olmos, en su despedida como director del Teatro, ha planteado en cada caso ideas teatrales bien distintas. La floja partitura de Serrano, un disparate de corte revisteril conectado con el llamado género ínfimo, viene servida por un eficaz juego astracanesco y una puesta en escena lógicamente cambiante, basada en ilustrativas proyecciones y un decorado multiuso. Hay animación, mucha libertad en el enfoque y toques fantasiosos algo cursis. Sólida la construcción escenográfica para la inspirada, armónica, melódica y orquestalmente, creación de Chapí, que funciona, pese al folletinesco libreto, en la línea de la mejor rematada La tempranica de Jiménez. Una pedregosa visión de la serranía de Córdoba domina el panorama.

​Estuvo cuidado el aspecto actoral, con buenas composiciones de Patiño y De Miguel. Morales cantó discretamente la famosa “Jota” de “El trust” y cuajó un intenso y verídico Tarugo en “El puñao”, donde lucieron, en el bello dúo de Rosario y Pepe, las timbradas voces de Romeu y Moncloa. Ella, con un metal a veces un tanto agresivo, dijo sentidas frases y salió bien parada en los cuplés de la obra de Serrano. La diligente batuta de Soler, acertada en los danzables, no potenció del todo el refinamiento tímbrico en Chapí y anduvo algo remisa en la dosificación de dinámicas, pero concertó con fortuna, expresó con intención y dotó de hondura, si afectaciones, a los mejores momentos de la partitura.
Arturo Reverter

 

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