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Elogios desmesurados
Coincidencias peculiares
Por Publicado el: 20/03/2010Categorías: Artículos de Gonzalo Alonso

Dobles repartos

Dobles repartos
Aunque nuestros teatros no sigan el modelo “repertorio” sino “temporada”, cada vez son más los títulos para los que se programan más de diez representaciones que, al tenerse que ofrecer en un corto periodo de tiempo, precisan repartos alternativos. El Teatro de la Zarzuela y el Liceo fueron pioneros. En el primero funcionó durante algunos años un segundo reparto a base de jóvenes cantantes y, naturalmente, los precios de las entradas eran muy inferiores. El segundo llegó a programar en 1975 varias “Carmen” en las que, por poner un ejemplo, alternaron Richard Tucker, Plácido Domingo, Gilbert Py y Lavirgen. En general los segundos repartos no suelen tener la calidad de los primeros, pero ha habido excepciones muy notables en los últimos tiempos. Así en el accidentado “Andrea Chenier” del Real, tenía mayor entidad para esa obra el trío Armiliato-Dessi-Di Felice que el Álvarez-Cedolins-Vratogna. Las cosas están más o menos equilibradas en el caso de la actual “Turandot” sevillana, con Guleghina-Dessi-Armiliato o Baird-Ansellem-Berti, o en la futura “Traviata” con Cedolins-Ilincai-Petean o Cantarero-Jordi-Capittonucci, aunque ya veremos si Cedolins llega a participar. En estos casos tiene sentido que los precios de las localidades sean similares, pero en otros resulta casi un delito.
Cuando, por ejemplo, se programó en el Real una “Walkiria” con la pareja Domingo-Meier se pusieron los mismos precios que a la Brubaker-Schuster, lo que es incomprensible. ¿Tenía sentido en principio pagar lo mismo por ver a Álvarez como Chenier junto a Cedolins que a Jorge de León con Shafajinskaia? Hay quien sostiene demagógicamente que sería un insulto para los artistas poner precios inferiores, cuando obviamente ellos mismos son los primeros en saber que no tienen el mismo caché. Por tanto nada más lógico, como se hace en los teatros importantes del mundo, que variar precios en función de los repartos, aunque los departamentos administrativos hayan de trabajar más. Es algo que por su lógica habrá de imponerse en España -en el Liceo ya sucede con las llamadas representaciones populares- máxime en los tiempos de crisis venideros.
Y qué placer si habiendo pagado la mitad, de pronto sale un cantante que supera todas las previsiones y asombra al público.

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