Dolora Zajick: “Lo mejor es cantar menos papeles, pero hacerlo bien”
- Hacer bel canto y verismo al tiempo me ha servido para mantener mi voz saludable
- No pertenezco a ese grupo de voces que tienen una aproximación genérica al canto
- Las carreras son complicadas y yo con la mía he tenido mucha suerte.
- Estoy muy centrada en mi debut como compositora
Nacida en Oregón en 1952, formada en la Escuela de Música de Manhattan, Dolora Zajick es una de las mezzosopranos más importantes de los últimos tiempos. Rigurosa en su forma de trabajar los personajes que acomete -arte que quiere transmitir desde el Instituto para Jóvenes Voces Dramáticas que puso en marcha en 2006-, tiene algo de española después de haberse metido en la piel de la Princesa de Éboli en Don Carlo, Azucena en Trovatore o Leonor en La favorita. Familiar en los grandes escenarios, de la Met neoyorkina o las Óperas de Washington y San Francisco a la Scala de Milán, acaba de ser Ortrud en el Lohengrin del Teatro Real. Le llega el turno al Liceu barcelonés, en el que tantos éxitos se anota, donde regresa, dirigida por Edmon Colomer, como la Tía Princesa en la ópera Suor Angelica, de un compositor infrecuente par ella como Puccini, en una coproducción con el Teatro Real madrileño firmada por Lluis Pasqual.
P. Azucena, uno de sus personajes españoles ¿fue su primer papel?
R. El primero en un teatro nacional. Anteriormente lo había cantado una vez en la pequeña compañía donde me descubrieron. Gustó como funcionaba en mi voz ese papel y me invitaron a repetirlo en la Ópera de San Francisco.
P. ¿Cuantas veces ha sido Azucena desde entonces?
R. No llevo la cuenta exacta. Lo que si sé es que el papel de Amneris lo he cantado por encima de 250 veces. El de Azucena, seguro que sobrepasa las 150
P. Sus Amneris, sus Azucenas… ¿Ganan con el tiempo?
R. Desde luego. Siempre intento elevar el nivel de la interpretación en alguna medida. También es cierto que cada vez que lo hago me lo tomo con el mismo respeto que si fuese la primera.
P. ¿Sabe los personajes que lleva en cartera?
R. Nunca he sabido el número. Pero si pienso en el total de los que he cantado a lo largo de mii vida, estarían en torno a cien, incluyendo los pequeños papeles que interpreté al comienzo de la carrera, que fueron muchos, porque empecé a cantar profesionalmente con 22 años. Luego, me tocó esperar a que fueran llegando los papeles principales.
P ¿Cuál es el último que ha incorporado?
R. Lo que se dice en serio Ortrud, y digo en serio porque, curiosamente lo había cantado también en mis comienzos. Pero la aparqué por otros papeles que me fueron llegando. Como la Juana de Arco en La Doncella de Orleans, que he hecho muchas veces y continúan pidiéndomelo.
P. No es el único personaje ruso, su nombre aparece destacado en los carteles de Khovanchina, por ejemplo R. Así es. Y recientemente he cantado la condesa de Dama de Picas, que creo me va a funcionar bien en el futuro.
P. Hasta en checo ha cantado
R. Si. Acabo de hacer Rusalka en el Metropolitan con Renée Fleming.
P. Acercándonos al repertorio que ahora va a cantar ¿Bel canto o verismo?
R. Me gustan ambos por igual. De verdad. Aunque hay algo maravilloso en el bel canto, lo cierto es que hacer bel canto y verismo al tiempo me ha servido para mantener mi voz saludable. Creo que de haber apostado por solo una de las posibilidades, mi carrera no habría sido tan prolongada.
P. ¿Seguirá cantando nuevos papeles de Wagner en el futuro hasta llegar a Erda?
R.No lo creo, Erda requiere un tono demasiado bajo para mí. Preferiría insistir con Ortrud, como he hecho en Madrid, y llevarlo a un nivel más alto, mejor que hacer demasiados personajes en alemán. Al preguntarme cuántos papeles había cantado, pensé que conozco muchos, pero sólo suelo representar un número limitado de ellos. Una de las cosas más importantes para mí es el estilo. Cantar en el estilo wagneriano es muy importante. No pertenezco a ese grupo de voces que tienen una aproximación genérica al canto. O lo que es lo mismo, soy muy picajosa y muy cuidadosa en que todo esté correcto en cuanto a estilo y técnica vocal. Por eso, puede que haga pocos papeles, pero los que hago me gusta que sea en un nivel superior.
P. En 2006 creó el Institute for Young Dramatic Voices. ¿Quiere transmitir el veneno del teatro lírico a las nuevas generaciones?
R. Así es. Porque siento una debilidad especial en mi corazón por las voces grandes inusuales, a las que no se suele conceder la debida importancia en el comienzo de su formación. Se les pasa por alto, porque se tarda más tiempo en obtener resultados de ellas. Me pregunté ¿Por qué existiendo en el planeta más cantantes de los que nunca antes habíamos tenido no hay más voces verdaderamente dramáticas?. Hasta que me dí cuenta de dónde surgían los problemas. Entre otros, que, al necesitar más tiempo para formarse, cuando llegan a alcanzar su nivel técnico, los de voces más líricas están a años luz de ventaja en cuanto a experiencia. Aunque técnicamente se hayan formado igual, los otros les han superado en el terreno práctico. Saben cantar pero no reaccionan cuando se encuentran frente a frente con ellos en un escenario. En ese entrenamiento dramático es en una de las cosas por las que estoy luchando, y de las que nos encargamos en el Instituto.
P. ¿Usted tuvo apoyos similares en sus comienzos?
R. En ese aspecto puedo decir que siempre conté con un entrenamiento dramático muy bueno. Por otra parte, también tuve la suerte de recibir una buena disciplina técnica y musical. En lo que no fui tan afortunada fue en la formación lingüística. Entonces me dije: me voy a asegurar de que todos estos aspectos se traten adecuadamente en el Instituto desde el primer momento. Nos hemos dado cuenta entre otras cosas de que las voces dramáticas emergen habitualmente antes de lo que nos esperamos. Las grandes voces ya están ahí. Pero al seguir siendo jóvenes no se cuenta con ellos para cantar un repertorio dramático. En el caso de las mujeres diría que esa voz ya se puede apreciar en torno a los 16 ó 17 y en el de los hombres, entre los 18 y los 20. Incluso pueden ser menores. Tenemos a un joven que se presentó a una audición con 15 años. Se parecía a Harry Potter: flaquito, con gafas y pelo negro (se rie con esas carcajadas que de vez en cuando esgrime). Daba la impresión de que la voz aun no le había cambiado. Y resulta que tenía la voz más fuerte y más grande que haya escuchado en mi vida. No es que sonara a madura, pero el tamaño vocal estaba ya ahí. Lo único que necesitaba era protección en distintos niveles de su desarrollo, en el sentido de estar pendientes de su evolución y de enseñarles desde el principio a no precipitarse, y a interpretar un repertorio que adecuado para sus edades. Hay que tomar muchas precauciones. Como van ganando concursos, se creen más maduros mentalmente de lo que en realidad están, y lo cierto es que con lo único que cuentan es con una voz que deben saber administrar con el cerebro.
P. Habla de concursos ¿Cree en ellos?
R. Creo que pueden ser buenos para adquirir experiencia, porque aprenden a cantar bajo presión en un entorno en el que se sienten protegidos. Pero dependerá de qué concursos se trate. Hay algunos muy expuestos y otros no tanto, porque son más bien locales. Depende del dinero con que cuenten y la recompensa monetaria que obtienen los candidatos. También me parece que no es bueno que un cantante que no está suficientemente preparado vaya a un concurso donde se va a encontrar con gente de la Scala o de la ópera de Viena, que si de repente escuchan una voz que no les gusta dicen: ya lo hemos oído, y lo borran para siempre. La clave está en hacer cada cosa en el momento preciso. Que cuando un cantante vaya a un concurso sepa de qué se trata. Lo mismo ocurre con los programas de formación, que en América son muy importantes a la hora de dar forma a la carrera de un joven cantante. Van buscando los que más les interesan, cambiando de uno a otro, dependiendo de quien y donde los imparta, según piensen que se adaptan mejor a sus aptitudes. O están pendientes de si en cierta compañía están dando papeles de peso a cantantes en torno a los veinticinco años, mientras otras prefieren ofrecerles pequeños cometidos hasta que consideran que están maduros y les brindan los de mayor envergadura…
P. Ya hí están ustedes
R. Intentando guiarles. Nuestro plan de formación a difencia de los otros programas es que buscamos un amplio espectro de niveles interpretativos. Contamos con 44 programas que se corresponden con otros tantos niveles. Para las voces nos concentramos por una parte en las especializadas en Verdi y Wagner y por otra en registros poco habituales, como bajos profundos, bajos puros, contraltos, lo que nos lleva a especializarnos igual en el repertorio ruso que en Monteverdi, donde destacan especialialmente las voces bajas.
P. Eso le roba mucho tiempo de su carrera
R. Para eso formo parte de la plantilla. Paso allí tres semanas y para algunos de los talleres recurrimos a profesores e instructores musicales. Tenemos los mejores de América, y ahora también los estamos trayendo de Europa. Hemos contratado a Luana DeVol, por ejemplo, que ayuda en el programa Wagner, donde estamos formando a seis voces wagnerianas para especializarlas en este compositor. Ponemos en contacto los mejores coaches con los mejores futuros talentos. Yo sirvo de apoyo en aquellas areas en las que estoy más experimentada, reforzando el nivel estilístico.
P. ¿Cuando enseña descubre lo grande que ha sido y es su carrera y también sus errores?
R. Naturalmente. Todos cometemos errores. En cada elección que adoptes, siempre existe el otro lado. Te planteas siempre los pros y los contras. Nadie acierta al cien por cien cuando tiene que tomar decisiones. Las carreras son complicadas y yo con la mía he tenido mucha suerte.
P. Lo mejor conocerse a sí mismo: aceptar las limitaciones mejor que romperse. Por eso rechazó en último momento su papel de la Dolores Claiborne en San Francisco
R. Exactamente por eso, pero al final la historia terminó bien para todos, porque yo no quería hacerlo, y fue una oportunidad maravillosa para otra cantante. En ningún caso alguien pudo decir “esa cosa horrible que sucedió”, porque todo funcionó bien, y todo el mundo quedó feliz con el resultado.
P. ¿Había cantado otras cosas contemporáneas?
R. Dependiendo de lo que se considere contemporáneo. Si la Yokasta de Stravinsky lo es … Pero he hecho An american tragedy de Tobias Picker en el Met. Y estando en prácticas en la ópera de San Francisco canté el pequeño papel de Marcolfa en El amor de don Perlimplin de Conrad Susa sobre una obra de García Lorca.
P. Otro para unir a los de Eboli, Azucena, Leonor…
R. Si, porque todas esas óperas se desarrollan en España (risas)
P. ¿Cuál es su relación con nuestro país?
R. Me encanta actuar en España; me encanta la cultura; me encanta la gente. Soy especialmente aficionada a su Historia, porque creo que es un país muy interesante. Un poco lo que me ocurre con con el Reino Unido: no es que esté desgajado de Europa, pero tiene una Historia propia, diferente. Que, como en el caso de España, les ha llevado a desaarrollar una cultura única. Aunque Italia es Italia y Alemania Alemania, son parte de Europa. Pero España tiene formas distintas de ver la vida que me gustan
P. ¿Barcelona fue el primer lugar de España donde actuó?
R. El primero fue Bilbao y la razón por la que aquella primera experiencia fue tan especial es por tratarse del País Vasco, habiendo tantos vascos en Reno. Concretamente en la ciudad donde vivo, hay una fuerte tradición vasca. Muchos restaurantes vascos… La cultura vasca está tan arraigada que, durante mucho tiempo era la única universidad en América en la que podías graduarte en historia o lengua vasca. Y muchas de las costumbres y las artes populares siguen allí vivas, en Festivales y reuniones, pasando de padres a hijos y así sucesivamente. En alguna medida, la cultura vasca se mantiene más fuerte en Reno que en Bilbao.
P. ¿Qué dice de Barcelona?
R. Me encanta Cataluña en general. Me fascina la arquitectura, y no sólo Gaudí, que sería lo obvio, sino todo tipo de arquitecturas. O la manera de conjuntar las edificaciones nouveau con las contemporáneas. Ese equilibrio me gusta mucho. Y estoy encantada con Montserrat, que es un lugar fascinante. Por algo se dice que era el Monsalvat de Lohengrin, donde estaba el Santo Grial. No sé si será cierto, pero todo puede ser, aunque haya Santos Griales por todas partes del mundo.
P. Cita Montserrat. ¿Qué le dice el nombre de la otra Montserrat, de Caballé?
R. Es curioso, pero no he trabajado con muchos artistas españoles. Sin embargo recuerdo que cuando firmé mi segundo contrato en la Ópera de San Francisco, coincidí con Montserrat Caballé en un Ernani, donde yo cantaba un papelito.
P. ¿Debuta ahora el de la Tía Princesa?
R. Lo canté cuando era estudiante en la Manhattan School of Music, y me gustó mucho, porque es una mujer de su tiempo. Piensa que está haciendo lo que debe y que todo lo hace por amor.
P. ¿Adecuado para su voz?
R. Es tal vez un poquito bajo para mi, pero puesto que tuve un gran éxito cantando Ulrica, me creí capaz de hacerlo, porque no obliga a mantenerte en ese registro tan bajo toda la noche, en cuyo caso no sería capaz de hacerlo, sino solo en determinados momentos. Algo similar a lo que ocurre con Adalgisa, que en realidad es para una mezzo media, no para una soprano ni para una contralto.
P. ¿Ha cantado más Puccini?
R. No, no soy muy pucciniana
P. ¿Tiene planes pendientes en España?
R. Sólo negociaciones, pero estoy segura de que vamos a llegar a algún acuerdo. Aunque no hay nada cerrado, todo es negociable
P. ¿Para Madrid, Barcelona?
R. La cosa es que he cantado más en Barcelona que en Madrid, pero estoy segura de que hay mucho repertorio que le gustaría oirme al público de Madrid.
P. ¿Qué papel le gustaría?
R. Ninguno específico. Nada en particular
P. ¿Hay alguno que espere y no le llegue?
R. No. Y diré por qué. Tengo mucho interés ahora en la composición y estoy muy centrada en mi debut como compositora. Mi Instituto y todas estas cosas me nutren. Así que prefiero mantener mis personajes conocidos y hacerlos bien para de ese modo contar con más tiempo para dedicárselo a estas otras actividades y proyectos tan queridos por mi corazón.
P. ¿Le interesa más en este momento?
R. Si
P …y sus clases
R. Lo que no significa que en el futuro no vaya a seguir cantando. Simplemente quiero conseguir mejor equilibrio en lo que me hace realmente feliz. Soy también una científica aficionada, estoy interesada en la evolución de la voz humana… y necesito tiempo para todo. Cantar tiene sus recompensas pero supone un ritmo de vida agotador para alguien que, como yo, se considera renacentista.
P. Una artista plural
R. Pero todo me ha ido llegando de un modo natural, y disfruto haciendo esas cosas. Si dedicas todo tu tiempo sólo a aprender nuevos papeles, te limitas mucho.
Juan Antonio Llorente
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