Dos ausencias
El cuarto centenario del Quijote se celebrará sin que probablemente vuelva a subir a escena ninguna de las dos últimas producciones escritas sobre él. El hecho no puede sorprender ya que no es sino una muestra más de cómo funcionan las cosas en la cultura española.
1.- Imprevisión. No se reponen porque a nadie se le ocurrió hace tres años incluirlas en las programaciones. Éstas se realizan con mucha antelación y, una vez fijadas, no quedan huecos en donde poder introducir una cuña.
2.- La inexplicable ineficiencia de las maquinarias escénicas. A casi diez años de la reapertura del Real, todavía nadie ha explicado satisfactoriamente las razones que impiden que se puedan programas dos o tres títulos en una misma semana. En el Liceo, aunque con cuentagotas, sí se logra. Por ello tampoco es posible añadir algunas representaciones alternando con otro título ya programado y más dadas las complejidades técnicas de ambos Quijotes.
3.- La poca fe en la nueva creación, justificada o no -que ésta es otra cuestión-, de nuestros responsables culturales. Parece existir en su subconciencia la “obligación” de presentar recuperaciones y estrenos. Se trata de pagar una determinada cuota a fin de que nadie les platee problemas por ese lado, más que de una convicción enraizada. Pero, cierto es, ambos coliseos, pero sobre todo el Real, han ofrecido un gran número de nuevas creaciones y reexhumaciones.
4.- La dificultad para que las obras nuevas entren a formar parte del repertorio. Parece que ni a los programadores ni al público les interesa volver a escuchar un estreno y de ahí que casi nunca se reprogramen, siendo excepciones muy contadas aquellas partituras que enlazan inmediatamente con el público.
5.- El propio carácter de ambos Quijotes. Estamos ante músicas poco asequibles, que difícilmente pueden ser escuchadas al margen de los impresionantes espectáculos diseñados por Wernicke y La Fura dels Baus. La complejidad de estos montajes y problemas adicionales de derechos tras el fallecimiento del primero de ellos complican su reposición en otros escenarios o en versión de concierto.
Por todo ello y alguna razón adicional no puede sorprender que el año del Quijote llegue sin los dos últimos Quijotes musicales.
Gonzalo ALONSO
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