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Por Publicado el: 29/05/2015Categorías: Crítica

Dos olvidadas zarzuelas semiescenificadas

Temporada de la Zarzuela

Dos olvidadas zarzuelas semiescenificadas

“La Dogaresa” de López Monís. X.Agurto, S.Escobar, M.J.Martos, B.Argüello, J.Heo, I.Stanchev, M.Martín, E.Benito Arranz, etc. J.de Dios, dramaturgia escénica. C.Sóler, dirección musical. Orquesta Sinfónica de Navarra y Coro del Teatro de la Zarzuela. Madrid, 24 de mayo de 2015.

“La Marchenera” de Moreno Torroba. A.Navarro, R.Ignacio, A.Font, C.Álvarez, A.Roy, G.Blanco, E.Sánchez, E.del Portal, etc. J.de Dios, dramaturgia escénica- M.Gómez Martínez, dirección musical. Orquesta de la Comunidad de Madrid. Coro del Teatro de la Zarzuela. Madrid, 28 de mayo de 2015.

Marchenera

Me imagino a Paolo Pinamonti preparando aquel proyecto gracias al cual accedió a la intendencia del Teatro de la Zarzuela. Posiblemente vería en “La Dogaresa” la unión entre un género que apenas conocía y la Venecia en la que había trabajado por años. Toda una tentación y aquí la tenemos ahora en el Teatro de la Zarzuela. Bueno es recuperar obras olvidadas si ello se realiza con las debidas garantías. Fundamentalmente éstas son dos: el análisis previo a fondo de las partituras y su producción con medios escénicos moderados y muy cuidados musicalmente. Así se ha realizado con estos dos títulos olvidados. La primera estrenada en 1920 y la segunda en 1928.

Hay un curioso eclecticismo en la obra de López Monís, que bascula entre el belcantismo donizattiano y el verismo, pasando por el ineludible Verdi. Mayor entidad presenta la de Moreno Torroba, con su conocida “Petenera”.

Javier de Dios diseña lo que en tiempos recientes denominábamos “semiescenificación”, es decir cierto vestuario, movimientos, iluminación y un mínimo decorado. No se precisa más, ni en éstas ni en otras muchas obras. Sin embargo hay mucho trabajo por en medio, especialmente en “La Marchenera”, dado que ha de “inventarse” cómo presentar al público aquello que sucede fuera de la escena con unos textos escritos adhoc. También lo ha habido en la recuperación de una partitura de la que sólo quedaba un manuscrito rápido y caótico.

Cristóbal Soler pone eficacia en la Sinfónica de Navarra, mientras que Miguel Ángel Gómez Martínez vuelve a mostrar la gran ventaja que supone tener un auténtico maestro en el foso, en el cual se halla en este caso la orquesta de la CAM, capaz de darle gracia a la música tras habérselas con unos materiales bien pobres. En los repartos hay que alabar el buen trabajo de queridos veteranos como Milagros Martín o Enrique Ruiz del Portal, así como la espléndida actuación actoral de Fernando Sansegundo y Javier Muñoz. También la presencia de dos de las mejores voces de tenores españoles actuales: Sergio Escobar y Alejandro Roy. La de Escobar, cantante con carrera en plena ebullición, de impactante proyección pero con mucho camino por recorrer en lo que respecta a la línea canora. Naturalmente la gran figura de “La Marchenera” es Carlos Álvarez, celebrando sus veinticinco años con este teatro. Alegra oírle recuperado desde su impactante entrada hasta la escena final. Junto a todos los citados cumplen dignamente los demás artistas de ambos repartos, sin que dejen de notarse problemas por arriba o rubatos caprichosos. El público quedó encantado con “La Marchenera”. Gonzalo Alonso

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