Dúo de payasos en la Zarzuela
Ignacio García dirige «Black el payaso» y «Pagliacci»El viernes se estrena esta doble sesión en la que cantan María José Moreno, Jorge de León y Juan Jesús Rodríguez. Miguel Ayanz. La Razón 2/04/2014
Bajo el maquillaje y las sonrisas impostadas, la carne late. «¡Ríe, Payaso, / sobre tu amor despedazado! /¡Ríe del dolor que te envenena el corazón!». Canta el tenor en «Vesti la giubba», el aria emblemática de «Pagliacci », la ópera de Leoncavallo estrenada en 1892. Y, cuando cae el telón y ha corrido la sangre, quedan ya pocas ganas de nada más. «Lo único que se puede hacer es irse a casa, a descansar o a cortarse las venas o como quiera que cada uno prefiera afrontarlo », bromea Ignacio García. Director de escena criado en Madrid y curtido entre España y México, donde reside desde hace algunos años, estrena el viernes en el Teatro de la Zarzuela un curioso programa con doblete de opereta y ópera (serán doce funciones hasta el 27 de abril), en el que la primera parte es «Black el payaso», de Sorozábal, y la segunda, el mencionado título de Leoncavallo.
El orden del combo no podía ser otro. «“Pagliacci” es una obra sombría aunque con territorios de luz; “Black”, es una máscara luminosa en la que asoman algunas sombras», explica el regista. «En “Black” todavía hay ilusión, expectativa de que el circo pueda ser una pista que nos haga sonreír, y en “Pagliacci” ya sabemos que eso no es posible». Aunque cualquiera lo diría viendo el «circo» –y casi sobran las comillas– que ha montado el director en escena, con malabaristas y acróbatas, y una escenografía de Miguel Ángel Coso y Juan Sanz que es pura nostalgia colorida de un viejo y agridulce oficio, sobre todo en «Pagliacci». «Las dos son un enorme homenaje a los cantantes, en el más amplio sentido de la palabra: a los artistas que van en carromato, o en avión hoy en día, a los que se ponen delante de alguien a contar sus sentimientos».Y añade: «Algunas de las cosas más importantes en mi vida las he aprendido viendo a artistas contarlas en un teatro». Un circo al que han estado a punto de crecerle los enanos con una amenaza de huelga del Coro de la Zarzuela, cuyos representantes se sentaban ayer a negociar con el Inaem sobre horarios y cumplimiento del convenio vigente.
García sabe bien de lo que habla: en 2006 ya dirigió «Black el payaso». «Tras “La eterna canción”, fue un paso más en mi fascinación por Sorozábal. Según fui sabiendo más del maestro y hablando con su familia, entendí algo más su admiración por Leoncavallo», explica sobre los vínculos entre uno y otro compositor y sus obras –hay algún guiño que secuela de uno a otro título–, que estrenaron separadas por medio siglo. En esta nueva aventura, está acompañado a la batuta por el italiano Donato Renzetti y tendrá a sus órdenes a un elenco con voces de enorme talla: María José Moreno, Juan Jesús Rodríguez, Jorge de León, María Rey- Joly, Fabián Veloz, Javier Galán, Rubén Amoretti… «Black el payaso», insiste el director, es «una obra donde hay esperanza, gran paradoja porque fue escrita en 1942, en una situación muy compleja». El compositor lanzó varias cargas de profundidad entre líneas: la zarzuela nos presenta a un payaso que es confundido con un rey de una monarquía centroeuropea y asume la corona. «Cinco meses después, en la capital de Orsonia, el circo marcha de un lugar a otro. Los payasos son reyes. Y los reyes…», deja en suspenso un maestro de ceremonias –el enorme cómico de bolsillo Emilio Gavira–. Curiosamente, Black no lo hará mal del todo. Llama la atención que Franco no vetara una alusión tan clara. El viernes se estrena esta doble sesión en la que cantan María José Moreno, Jorge de León y Juan Jesús Rodríguez. «Tiene mucha más política de la que parece », destaca el director. «Pagliacci», en cambio, «es una obra más metafísica, sobre el alma humana». Hay otra intención en este doblete: «Siempre estamos en esa dicotomía de qué es mejor, si la ópera o la zarzuela. Muchos de los que estamos aquí hemos hecho ambas y sabemos que son géneros hermanos. Me parecía fascinante poder juntar en una misma noche ópera y zarzuela y que el espectador lo viera con la misma producción, básicamente el mismo elenco y el mismo coro y orquesta».
Aunque enlazadas en su concepción, las puestas en escena no serán exactamente iguales: «Quería que diera la sensación de que ha pasado una guerra entre ambas. La primera es la estética de Sissi emperatriz, y en la segunda la idea de que ha pasado el cambio de siglo y ya se han perdido las colonias». Si bien, el director encuentra «una identidad común: qué hay debajo de la máscara del payaso, detrás de las máscaras que todos somos». Una experiencia que merece la pena.
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