Edimburgo en tiempos de Brexit
Edimburgo en tiempos de Brexit
Esta semana ha sido presentado el Festival de Edimburgo, que este año celebra su 70 aniversario.
El Festival, que en aquéllos lejanos inicios se definía como “una plataforma para el espíritu humano” ha dado en llegar a ser uno de los Festivales más importantes del mundo y, con ese mismo espíritu, Fergus Linehan, su director, ha declarado en la rueda de prensa: “En nuestro 70 aniversario, es más importante que nunca que celebremos los valores fundadores del Festival internacional y que, a través de una celebración compartida, de la excelencia artística y el intercambio cultural, ofrezcamos una plataforma para el florecimiento del espíritu humano”.
Pero parece que Escocia se siente más dolida que nunca porque esos valores, que han hecho de Edimburgo una ciudad acogedora y cosmopolita, pueden verse afectados por el Brexit.
Linehan, Irlandés de cuna, ha revelado en una entrevista sus temores ante la inminente salida de Reino Unido de la Europa comunitaria: “Aunque Edimburgo se haya convertido en un destino un 20 por ciento más barato para los americanos y europeos, en cuanto a los aspectos prácticos del funcionamiento del Festival todo son problemas. Yo mismo, que soy Irlandés y tengo un contrato hasta el 2019, estoy bajo la amenaza de no poder seguir viviendo aquí y de haber perdido todos mis derechos como ciudadano europeo. Si a partir de ahora tengo que pedir un visado, mi familia ya no estará cubierta en la Seguridad Social ni mis hijos tendrán derecho a una educación gratuita”.
El lo concerniente al funcionamiento del propio Festival también ve claros los problemas: “Remplazar a un cantante en el último momento va a suponer muchos más trámites. Los que ya fueron contratados han perdido un 20% de su cachet y los que sean contratados en un futuro no querrán ni oír hablar de cobrar en libras”.
Metidos en esta atmósfera del Brexit, el Festival ha querido remarcar la universalidad del arte y su apertura hacia el mundo con varias obras de producción escocesa que basan sus raíces en la civilización europea.
En lo que respecta a la ópera, la propuesta incluye dos títulos verdianos: Boheme con Irina Lungu y Giorgio Berrugi en los roles principales dirigidos por Noseda y dirección de escena de Alex Ollé y Macbeth, también dirigida por Noseda, con Anna Pirozzi como Lady y Dalibor Jenis en el rol protagónico, en los dos casos con los cuerpos estables del Regio de Turín.
Los wagnerianos podrán disfrutar de Walküre en versión concierto con Sir Brien Terfel en Wotan y Christine Goerke en Brünnhilde, dirección de Sir Andrew Davis.
Pero sin duda los que más van a disfrutar son los amantes de Monteverdi que, en el 450 aniversario de su nacimiento, tiene en Edimburgo un reconocido homenaje en el que se podrán ver sus tres óperas L’Orfeo, Il ritorno d’Ulise in patria y L’incoronazione di Poppea en días consecutivos con los English Baroque Soloists y John Eliot Gardiner a la batuta.
En concierto también podrá escucharse un Peter Grimes con Stuart Skelton en el rol principal.
Habrá también gran cantidad de actuaciones de solistas como René Pape, Joshua Bell, Iestyn Davies, Christian Tetzlaff, Leif Ove Andsnes, Mikhail Pletnev, Mitsuko Uchida… Y conciertos de grandes orquestas como la Cinncinati Symphony Orchestra, la Mariinsky, Filarmónica della Scala, Bergen Philharmonic Orchestra o la Royal Scottish.
Pablo Heras-Casado, nuestro flamante director del Festival Internacional de Granada, dirigirá la apertura del Festival, con la Scottish Chamber Orchestra con la Sinfonía 94 de Haydn y el Lobgesang de Mendelssohn.
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