El Auditorio no tiene órgano
Hola Beckmesser.
Te escribo estas líneas para informarte del enésimo depropósito sucedido en el Auditorio, que tiene relación con el magnífico órgano Grenzing que preside la Sala Sinfónica.
Como supongo sabrás, la OCNE, como institución residente en el Auditorio, se ha encargado tradicionalmente de programar un Ciclo de Órgano con el fin de dar uso al instrumento y poder apreciar sus inmensas cualidades sonoras más allá de sus intervenciones (escasas) con orquesta. Además otros organizadores han programado, muy esporádicamente, conciertos de órgano.
Al principio era un ciclo reducido, 6 conciertos por temporada, pero digno, teniendo en cuenta que no hay cultura organística en Madrid y que el público no asocia el órgano con la sala de conciertos. Sin embargo progresivamente el ciclo fue degenerando hasta llegar a la lamentable situación actual.
Se comenzó reduciendo el número de conciertos -de 6 a 4-, su duración -de hora y media con descanso a una hora sin descanso, como en las iglesias-. Posteriormente se introdujo una práctica lamentable con el supuesto fin de atraer más público: así se añadieron al Ciclo de Órgano coros y/o solistas vocales e instrumentales de lo más estrambóticos que desvirtuaron completamente el ciclo. Algunos ejemplos: escolanía y órgano, barítono y órgano, percusión (!) y órgano, etc…..de tal manera que a lo sumo se celebraban 2 conciertos de órgano solo y en el resto el instrumento debía limitarse a acompañar. ¿Alguien se imagina a Pollini en el ciclo de Grandes Intérpretes acompañado de un tenor o a Zimerman de un arpa?
Pero a pesar de todo ello en este país todo es susceptible de empeorar, y eso es justamente lo que ha ocurrido esta temporada coincidiendo con el desembarco en el Auditorio, de la mano de Jesús Clavero, de un polivalente personaje llamado Raúl Prieto Ramírez, que ejerce de organista titular de la OCNE, organizador del ciclo hoy pomposamente llamado ‘Proyecto Órgano’, articulista, organista en los conciertos pedagógicos y que incluso quiere usurpar las labores de mantenimiento y afinación del órgano, algo que no compete a la OCNE sino al Auditorio, quien como propietario del instrumento tiene encomendada esa labor a la empresa constructora del órgano, Gerhard Grenzing S. A.
Pues bien, este individuo ha querido dar una vuelta de tuerca más en la estrategia, a todas luces fallida a la vista del público asistente a los dos conciertos que se han celebrado en 2008, de atraer nuevos oyentes y dar a conocer el órgano. Y lo ha llevado a cabo convirtiendo los conciertos en espectáculos a la americana, montando pantallas en las que se ven las manos y los pies del organista cuyos proyectores hacen tanto ruido que impiden escuchar el órgano cuando lo que suena es un registro de violón, así como montando un complejo y absurdo sistema de luces de colores que iluminan el órgano y el techo de la sala. Y ni que decir tiene, persistiendo en el error de no programar órgano solo: el primer concierto consistió en cine mudo al que el organista improvisaba banda sonora, curioso pero solo justificable si se tratara de un ciclo de, pongamos, 10 conciertos y el segundo contó con un conjunto vocal e instrumental de la OCNE al que el organista acompañaba….al clave!
Además, por lo que sé y no es poco, el órgano del Auditorio no es muy del agrado de ese sujeto, cuyo ego, orgullo, prepotencia y otras “virtudes” son mayores que el propio órgano. De tal manera que siempre que puede se dedica a hablar mal del instrumento y de su constructor, el cual no será tan mal organero cuando en la ciudad japonesa de Niigata existe un órgano casi gemelo del de Madrid.
Comprenderás que los que apreciamos el órgano no necesitemos de pantallas o lucecitas para disfrutar de la música y que, sin embargo, echemos de menos en los programas la gran literatura que existe para órgano solo y que ese gran y desconocido instrumento es capaz de transmitir de forma tan favorable: en pocos órganos de España suenan tan bien las obras de Bach, Buxtehude, Mendelssohn, Liszt, Widor, Messiaen,…
El 12 de mayo es el tercer y último concierto y te animo a asistir para que compruebes por tí mismo la situación a la que hemos llegado. Solo un dato sintomático de esa degradación: en ese concierto sonará la famosísima toccata y fuga en re menor, BWV 565 pero no en su versión normal sino en arreglo del propio organista. Sin comentarios.
En todo caso me gustaría que tu web se hiciera eco de esta situación y que cada palo aguante su vela.
Un saludo, P.
Últimos comentarios