El barroco toma posesión
Grandes voces en el Real
El barroco toma posesión
Obras de Nebra y Haendel. María Bayo, soprano. Al Ayre Español Orquesta. Eduardo López Banzo, director. Teatro Real. Madrid, 13 de diciembre.
Con Bayo empezó el ciclo de “Grandes Voces en el Real”, por el que desfilarán Antonnacci, Barcellona con Flórez, Bartoli y Villazón. Es un ciclo que ha sido excelentemente vendido y en el que podrán escucharse cantantes que no lo han sido en funciones operísticas, ya organizado por Antonio Moral, el nuevo director artístico del teatro. Serán casualidades, pero había parte del público que comentaba en el entreacto: “el barroco ya ha tomado posesión del Real”. El tiempo dirá qué peso tendrá en el futuro en el teatro la música del XVII y XVIII, aquella que el gran público asimila al barroco aunque no lo sea en sentido estricto.
María Bayo ya ofreció hace año y medio un recital en el teatro Español en el que resucitó algunas músicas poco conocidas de Martín y Soler y Rodríguez de Hita. La vena investigadora sigue y como resultado ha grabado un disco junto al grupo Al Ayre Español que se presenta ahora con una gira por España. El programa reúne interés aunque existe una cierta descompensación entre primera y segunda parte. Sin duda resulta muy difícil cantar en frío abriendo el concierto y ello se dejó sentir en el “Vendado amor, no es ciego” de José de Nebra. Se la oía poco y López Banzo la acompañó con escaso pulso. Mejoraron las cosas, pero no demasiado en “Tra le fiamme” de Haendel. Antes el grupo barroco tocó el Concierto Grosso opus 3 número 4, donde se lucieron oboe y viola de gamba. La opinión del público, incluida la de los más allegados a la cantante, era de cierta decepción y hasta aburrimiento.
Sin embargo solista y grupo mejoraron mucho en la segunda parte. López Banzo pasó de dirigir como Alessandrini a hacerlo como Minkowski, es decir, fue ganando vitalidad. María Bayo alzó la voz y el registro alto y, con el mismo gusto y musicalidad, se adueñó del auditorio en las cuatro páginas de José de Nebra, compositor del que queda mucho y bueno por escuchar. Entre unas y otras se escuchó la “Sinfonía op.12 núm. 4” de Boccherini, conocida como “La casa del diavolo”, cuyo movimiento final es tan conocido por replicar el “Festin de Pierre” y las “Danzas de las furias” de Gluck. De menos a más hasta conseguir el éxito final y abordar tres propinas. Gonzalo ALONSO
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