El CNDM con Moral
El CNDM con Moral
Próximamente traeré a esta sección una crítica feroz a la mayoría de los responsables culturales de nuestro país, si bien podría hacerse extensiva a otros muchos países accidentales. Los hay que ni siquiera se han acercado jamás a un ensayo de su coro y los hay que, en el extremo opuesto, presumen de controlar los ensayos a través del plasma de sus despachos cuando, sin embargo, no tienen responsabilidades artísticas. Los hay que ocupan durante los espectáculos localidades que les impiden moverse si surge un problema… Y es que, simplemente, el arte se ha convertido para ellos en un medio y no en un fin.
Hoy, en cambio, quiero referirme a alguien que personifica justo lo contrario porque combina tres cosas: la auténtica afición cultural, el profundo conocimiento de aquello que constituye el objeto de su trabajo y la capacidad de gestionar. Le he conocido en, al menos, seis responsabilidades diversas y en todas ha triunfado dejando su marchamo. Su nombre: Antonio Moral.
Creó la revista “Scherzo”, en 1985, junto a un grupo de amigos a los que ligó a la tarea de convertirla en la puntera de la música española. Se inventó los aún recordados festivales Mozart, durante años en Madrid (1988-1997) y posteriormente en la Coruña (1998-2002). Puso en macha el programa musical de la Fundación Caja Madrid (1990-2005) creando los ciclos de lied y cámara aún vivos. Dirigió la Semana de Música Religiosa de Cuenca (2001-2006). Fue director artístico del Teatro Real (2005-2010) poniendo en marcha la auténtica internalización del coliseo, logrando combinar la novedad con la tradición y el patrimonio histórico español alcanzando un 95% de ocupación. Desde 2010 está al frente del Centro Nacional de Difusión Musical.
Esta semana realizó la presentación de la próxima temporada y ustedes ya habrán tenido ocasión de conocer los detalles de su excelencia, pero conviene resaltar algunas de sus propuestas, porque revelan la ambición y la intensidad de su trabajo personal y el de los buenos colaboradores de los que ha sabido rodearse. También merece la pena destacar esto último, ya que todo gestor necesita rodearse de un equipo eficiente y Moral siempre lo ha conseguido.
Entre sus actividades sobresalen el espacio dedicado a Monteverdi con una selección infrecuente del repertorio, el ciclo Schubert centrado en el lied o un peregrinaje musical por la Europa de Carlos V en colaboración con el Instituto Cervantes. He aquí otro punto destacable: la colaboración o coproducción con 110 instituciones. Estrenará nada menos que 75 partituras y de ellas 46 por encargo. Tendrá como artistas residentes al compositor Jesús Torres, a barítono Mathias Goerne y al Cuarteto Casal. Al jazz –lo cantará Thomas Quastoff- y al flamenco se unirá el fado… 330 propuestas en 28 ciudades de 13 comunidades españolas y 10 localidades europeas.
Bate también records de gestión: en los ochos años de vida ha crecido un 21% en presupuesto pero un 110% en ingresos, a pesar de la gratuidad de muchos de sus espectáculos. Todo ello lo convierte, posiblemente, en el proyecto musical más importante que se desarrolla en Europa.
Moral que, cómo no, también tiene su lado oscuro –una cierta falta de escucha e inflexibilidad por creerse que es el que más sabe- representa esa clase de responsables que deberían figurar al frente de todas nuestras instituciones culturales, pero que lamentablemente no abundan. Gonzalo Alonso
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