El Consejo de las Artes de Cataluña y Savall
El Consejo de las Artes de Cataluña y Savall
El pasado mes de marzo, el Gobierno de la Generalitat de Cataluña aprobó los estatutos del Consell Nacional de la Cultura i de les Arts, institución que pretende imitar el Arts Council británico y despolitizar la cultura.
Desde que se conocieron los 11 miembros del consejo, los profesionales de la música mostraron su perplejidad, ya que no figura ningún experto musical en el consejo y, por tanto, no se sienten representados en el nuevo organismo. Esta queja llegó incluso al pleno del Parlamento catalán.
Los responsables del gobierno de Montilla han argumentado en público y en privado que el sector musical sí tiene un adalid: Manuel Forcano i Aparicio, doctor en Filología Semítica y traductor de obras literarias del hebreo, árabe, francés e inglés.
No deja de ser sorprendente que se considere al Sr. Forcano ese experto despolitizado y neutral que marcan los estatutos: Forcano trabaja como documentalista en la Fundación Centre Internacional de Música Antiga de Jordi Savall y ha sido el responsable, por ejemplo, del exitoso libro-disco “Jerusalén”.
¿Es así como pretenden “desgobernalizar” el ámbito cultural en Cataluña? ¿Qué ocurrirá cuando Savall siga recibiendo subvenciones millonarias (centenares de miles de euros), en lo que es practicamente un monopolio musical desde la época de CiU? ¿Acaso no hay incompatibilidad entre el cargo que desempeña Forcano en el Consell (Vicepresidente) y la colaboración con la Fundación de Música Antiga? Aunque no haya percepción de remuneración (ley de altos cargos) la situación hasta podría derivar en corrupción: por ejemplo, ¿recibirá Savall información privilegiada antes de presentar sus proyectos?
No sólo eso sino que Jordi Savall figura entre las quinielas de candidatos para dirigir el Centro de las Artes Escénicas y Músicas Históricas de León (CAEMHIS), el proyecto estrella de Juan Carlos Marset, director del INAEM, y que tanto se apoya desde Moncloa por razones conocidas.
Ahora que se despolitizarán -supuestamente- y quizás disminuirán las subvenciones de la Consejería de Cultura de la Generalitat, Savall mira hacia León, donde podría obtener dinero fresco para aumentar su catálogo discográfico y engrasar su ya poderosa máquina de hacer dinero en esta época de vacas flacas (para el resto), sin olvidar que ello beneficiaría finalmente a una fundación privada y su círculo familiar.
Curiosa esta idea del apoyo público (¡y socialista!) a la Cultura: dar a los que ya tienen y fomentar el monopolio.
A el presente artículo ha enviado una nota aclaratoria el propio Consejo, que se exhibe en la sección de “cartas a Beckmesser”
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