El culebrón de Bayreuth
Un culebrón
Gerard Mortier fichó por la New York City Opera tras su salida obligada de París. Al llegar allí se encontró con dos peliagudos problemas: el teatro no tiene dinero y en el edificio de al lado, el Metropolitan, está un Peter Gelb con imaginación y muchísimos más medios que él. ¿Qué hacer? Pues ofrecerse por aquí y allá para simultanear responsabilidades. Nike Wagner no gozó nunca de las preferencias de su tío Wolfgang y menos de la esposa de éste, Gudrun, recientemente fallecida y auténtica alma mater de Bayreuth en los últimos años. Mortier y Nike se aliaron, pero eran dos perdedores… de momento. Los políticos que rigen la fundación no estaban dispuestos a desairar al gran patriarca en su luto, jubilándolo y nombrando sucesores en contra de su voluntad. Hubiera sido demasiado fuerte. Por ello le sucederán de momento Katharina, hija de Gudrun, y Eva, hija de su primera mujer, quienes cuentan además con el apoyo de Thielemann, la gran baza del festival en los últimos años. Pero Katharina está enferma….
¿Podrá Eva, cerebro gris de Lissner en su madrileña etapa, quedarse eventualmente sola al frente del festival? Desde luego no es presumible que el supuesto hijo natural del gran Wieland se lo vaya a impedir. A menos que Bayreuth no sea un festival mítico alemán sino una saga familiar de un culebrón venezolano. Gonzalo Alonso
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