El cumpleaños
El cumpleaños
Bastantes tienen la suerte de poder celebrar un setenta cumpleaños, pero menos de hacerlo con amigos y muchos menos cara al público. Plácido Domingo es uno de ellos. Uno de los que no pueden decir aquello de “más vale solo que mal acompañado”, pues serán muchos los artistas y además amigos que vendrán a Madrid el viernes próximo a tirarle de las orejas. Así lo han anunciado Ataneli, Bros, Denoke, Harteros, Kampe, Mula, Pape, Polaski, Pons, Salminen, Sartori, Schrott, Zajick. Que no se piense que, aunque sean todos los que están, estén todos los que son, porque hay artistas amigos de Plácido que no han sido llamados al festejo y hubieran deseado acompañarle. Será cosa de esperar a los ochenta.
Pero no sólo estarán con él aquellos que le feliciten desde el escenario, sino que hay otros muchos que nos sentiremos unidos a su alegría desde las butacas o viendo la televisión. Plácido es un ejemplo en el mundo del canto y no sólo por los más de cuarenta años de carrera interpretando desde Rodolfo o Edgardo a Sigmund o Boccanegra, pasando por Lohengrin, Parsifal u Otello. También por el decidido apoyo que ha prestado a sus colegas, famosos en la enfermedad o novatos velando sus primeras armas. Ahí está esa Operalia que ha sacado adelante buena parte de los cantantes de hoy. También lo es por su actitud, siempre a todo y a todas, a cualquier hora del día, en cualquier parte del mundo. Resulta increíble su energía y ejemplo de ella es la actividad que despliega estos días en Madrid y desde Madrid y que sería imposible enumerar: Oreste, su gala, el homenaje de la AIE, la Medalla de la Orden de las Artes y las Letras, prensa, radio, discos, audiciones, …
Desde estas líneas me quiero unir a la felicitación con el cariño de quien lleva escribiendo sobre él desde 1970, siempre con admiración pero nunca desde la zalamería. Por eso y porque cierto es que “quien bien te quiere te hará llorar” es por lo que mi regalo para Plácido es un simple consejo: Boccanegra ha de ser un grandioso colofón, no el inicio de una nueva andadura verdiana en la que cada peldaño sería inferior al anterior. Un abrazo muy fuerte.
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