EL “GRANO DE LA VOZ”, EL FRUTO DEORQUESTA
EL “GRANO DE LA VOZ”, EL FRUTO DEORQUESTA
XXIV Festival de Música de Alicante
Coiro Nacional, Residencias; 4Frecuencies; Joven Orquesta de la Generalitat Valenciana, dir,: Manuel Galduf. Teatro Principal y Teatro Arniches, Alicante, 7-10 de septiembre de 2008.
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La voz es tema y lema del Festival de Alicante 2008. Terminado el Foro sobre música actual convocado por el Ministerio de Cultura, la muestra se ha volcado en su rúbrica, aunque algunas de sus mejores manifestaciones están siendo ajenas a la divisa en cuestión, “el grano de la voz”, según epifonema de Roland Barthes. El Coro Nacional, con su eficaz directora Mireia Barrera, llegó acompañado de Residencias, conjunto que engloba al nuestro mejor trío, el Arbós, y al fabuloso Neopercusión de Juanjo Guillem. Paradójicamente, lo menos aceptable, con desafinaciones que “cantaban” sonoramente, fue lo más trillado, las “Canciones de una isla” de Henze -página en repertorio del conjunto, quizá por ello se confiaron-, en tanto que lo mejor fueron los estrenos en España de “Cape Cod” y “Frammenti Sacri” de Luis de Pablo (Bilbao, 1930). Del mismo maestro, la mezzo Aida Caiello y el trío Arbós brindaron la primera audición española de una pequeña obra maestra de este 2008, “Tres de dos”, basada en textos aforísticos de José Miguel Ullán.
En otra sesión, la de 4Frecuencies, Juan Pistolesi (Madrid, 1960) presentaba otra obra de este 2008, “SIlentium”. Pistolesi escribe para un doble cuarteto, el vocal, formado por los solistas indicados, y el instrumental determinado por clarinete, clarinete bajo, violín y violonchelo, sobre un texto susurrado de Juan Luis Fernández Martínez. El murmullo llega también a los instrumentos en una obra tenue y atractiva
Mucho más impacto, y no sólo por el considerable contingente, tuvo la sesión a cargo de la Orquesta Joven de Valencia, comandada sabiamente por un director no siempre valorado como merece, Manuel Galduf. Si la obra más comprometida fue “Weissblau” (“Blanquiazul”) de José Antonio Orts (Valencia, 1955), en donde el sonido “blanco”, propio de las alturas indeterminadas, era el del mar en tratamiento electroacústico, que incluía una doble ‘performance’ corpórea y lumínica a cargo del mismo Orts, la pieza más llamativa fue el reciente “Concierto para orquesta” del joven autor Miguel Gálvez-Taroncher (Valencia, 1974), compositor residente de la agrupación y “padre” de una partitura que exhibe una virtuosa y convincente escritura que pone a prueba a los instrumentistas. Aquí ya no hay grano, simiente, sino cosecha fecunda.
José Luis Pérez de Arteaga
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