El INAEM
He aquí una institución problemática desde su creación. Ni los teatreros, ni los literatos, ni los músicos han sabido organizarla. Ni Adolfo Marsillac, ni Andrés Amorós, ni Tomás Marco. Algo deberá pasar en el INAEM que la nueva ministra habrá de tener muy en cuenta. Quizá por ello el nombramiento que más se ha demorado es el de José Antonio Campos.
El INAEM cuenta con cinco pilares fundamentales: El Teatro María Guerrero, las dos compañías de ballet -nacional y clásico-, el Teatro de la Zarzuela, la Orquesta Nacional y el Auditorio Nacional. Además cuenta o participa en otras muchas instituciones de menor importancia. Es, hoy día, una armada compuesta por una docena de buques que navega a la deriva.
Recuerdo que Tomás Marco, siendo gerente de la OCNE, declaró en una reunión en el propio INAEM que la única solución para la Orquesta Nacional era que se convirtiese en organismo autónomo. Cuando fue director general del INAEM no aplicó la receta. Algo deberá pasar en el INAEM.
No es razonable que cualquier contrato de un artista que actúe en el Teatro de la Zarzuela haya de ser firmado en el INAEM. Como no es normal que los ingresos por patrocinios que se generen en secciones del INAEM vayan al fondo común de la institución. Hay organismos que tienen entidad suficiente para funcionar autónomamente. Si no se les dota de la autonomía que precisan es, entre otras razones, porque eso conllevaría la pérdida de una influencia y capacidad de decisión a la que ningún director del IAEM parece querer resignarse. Pero el INAEM también otorga subvenciones. ¿Qué sentido tiene que, por poner un ejemplo no real pero similar a muchos reales, se entreguen miles de euros a dos teatros de ópera para que programen dos “Bohemes” o dos “Don Quijotes” con distinta producción. ¿No será más lógica una entrega para proyectos comunes?
José Antonio Campos es un auténtico profesional de la gestión que, subdirector en tiempos, conoce el INAEM como nadie. Su valía, su experiencia, sus conocimientos y su tesón alientan las máximas esperanzas para que todo el INAEM, o lo que venga, funcionen como deben. ¡Suerte y a trabajar!
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