El Liceu homenajea merecidamente a Supermán
I DUE FOSCARI (G.VERDI)
Gran Teatre del Liceu de Barcelona. 3 Mayo 2015
Versión de Concierto
La expectación de estas funciones de I Due Foscari estaban centrada en la presencia de Plácido Domingo, que volvía al Liceu tras una ausencia de casi 5 años. El resultado del concierto ha sido un triunfo de público, basado en el carisma de Supermán, muy bien rodeado por sus compañeros de reparto, a lo que habría que añadir una notable versión musical.
Al frente de las fuerzas musicales estaba el director italiano Massimo Zanetti, quien ha ofrecido la actuación más convincente que le recuerdo en el podio. En su dirección estuvo siempre presente Verdi, que estuvo muy bien servido. Muchas veces me he referido a Zanetti como un director solvente y un tanto rutinario. El de ayer fue mucho mejor de lo que yo esperaba, además de colaborar perfectamente con los cantantes, a los que apoyó en todo momento. La Orquesta del Gran Teatre del Liceu sigue confirmando su clara mejoría y hoy se puede decir que hay una notable diferencia con la de hace un par de años. Indudablemente, el mérito hay que dárselo a Josep Pons. Buena también la actuación del Coro del Liceu.
Al frente del reparto estaba Plácido Domingo en el personaje del Doge Francesco Foscari. A sus 74 años de edad estamos ante un auténtico milagro de la naturaleza. No lo digo ya por su envidiable actividad, que sería suficiente para hablar de milagro, sino
por la frescura de su timbre en el centro, que resulta difícil de entender en una persona de su edad. Plácido Domingo ha aparecido en Barcelona en un estupendo estado de forma, con la voz todavía a punto y esa expresividad en el canto que siempre le ha caracterizado. Por supuesto, que no es barítono, pero tampoco lo intenta ser. Como decía hace unos días Leo Nucci en una entrevista, Plácido Domigo no es barítono sino artista. Y eso cada vez es más difícil de encontrar entre los cantantes de hoy.
Plácido Domingo, Aquiles Machado y Lyudmila Monastyrska
La soprano ucraniana Lyudmila Monastyrska debutaba en el Liceu y produjo una gran impresión. Su Lucrezia Contarini fue un espectáculo en sí misma. Estamos ante la mejor soprano dramática de agilidad de la actualidad. He tenido la suerte de escucharla en varias ocasiones y siempre me impacta el poderío de su voz. No recuerdo una voz semejante desde que escuché por primera vez a Ghena Dimitrova. Algunos la suelen comparar con Maria Guleghina, lo que puede tener sentido en cuanto a volumen vocal, pero la Monastyrska tiene un canto mucho más controlado y de mayor calidad.
En la parte de Jacopo Foscari estaba anunciado Ramón Vargas, pero canceló, siendo sustituido por el venezolano Aquiles Machado, hoy convertido en un tenor todo terreno. Tengo que decir que ha sido ésta una de las actuaciones más convincentes que le he escuchado en los últimos años. Su centro sigue siendo muy atractivo y sigue siendo un gran cantante. Lamentablemente, las notas altas no están como antes y los signos de fatiga vocal en esa zona son evidentes. No obstante, la calidad de su centro y su expresividad me han compensado de sus otras limitaciones.
El bajo americano Raymond Aceto fue un muy adecuado Jacopo Loredano, en una de las actuaciones más convincentes que le recuerdo.
Los personajes secundarios fueron bien cubiertos por Josep Fadó como Barbarigo y por
María Miró como Pisana.
El Liceu estaba a reventar. El público mostró su entusiasmo desde el principio y nunca decayó, con grandes ovaciones a escena abierta. La recepción final fue triunfal, con el público en pie, dedicando una auténtico homenaje a Supermán. Sus compañeros de reparto fueron muy ovacionados, especialmente Lyudimila Monastysrka.
El concierto comenzó con 4 minutos de retraso y tuvo una duración de 2 horas y 20 minutos, incluyendo un intermedio. Duración musical de 1 hora y 39 minutos, más en la línea de Omer Meir Wellber en Valencia que en la de Renato Balsadona en Londres. . Doce minutos de ovaciones entusiastas con el público en pie.
El precio de la localidad más cara era de 199 euros, habiendo butacas de platea al precio de 139 euros. La entrada más barata costaba 30 euros.
José M. Irurzun
Fotos: A. Bofill
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