El manifiesto contra las declaraciones de Mortier
Ustedes deben saberlo: el mundo artístico español está que trina con las recientes declaraciones de Mortier, sin embargo hay mucho miedo. Hay miedo a que Mortier tome represalias con quienes firmen el manifiesto colgado en internet (https://docs.google.com/document/d/1WuvNHkmB3uwfZjbV0vZK_mKVeP5Dz4tJp0WkGLzm_hw/edit?hl=en&authkey=CMmZ87cB&pli=1# ) y miedo a que otro tanto pueda hacer el Ministerio de Cultura, ahora en manos del PSOE y, como suele ser habitual en este partido, muy dado al sectarismo: pan para los míos y ni agua para los otros. Así es y así hay que reconocerlo, aunque algunas veces hayamos votado al PSOE. Sin embargo la situación no está para represalias y los artistas harían bien en dejar oír su voz más allá de los escenarios.
También es de esperar alguna declaración de instituciones como la Escuela Superior de Canto o la Escuela Reina Sofía, importantes lugares de formación de esos cantantes que “no saben cantar Mozart” y que “cantan Verdi como Puccini” y algo debería decir Teresa Berganza, mozartiana y rossiniana por excelencia, que fue catedrática en la Reina Sofía. Claro que Mortier puede tener razón en una cosa: Alfredo Kraus fue quien empezó los cursos y él no cantaba ni Mozart ni Verdi… ni tampoco Puccini. ¡Lo que le hubiera dicho Alfredo a Mortier!
La historia se repite. Acuérdense de aquellas declaraciones de Mortier en Salzburgo “Las puertas de este festival no son lo suficientemente anchas para que entren por ellas Luciano Pavarotti o Jessye Norman. Se vuelve a repetir. Acuérdense que la New York City Opera, al conocer su proyecto para la primera temporada en aquel teatro, prefirió indemnizar a Mortier con trescientos mil dólares antes que hacerse cargo de su proyecto. Por eso recaló en el Real…. y porque Lissner dio calabazas con el buen criterio de que “segundas partes nunca fueron buenas”.
La solución al agravio realizado a los cantanres españoles sólo posee una solución: una reconsideración a lo expresado y excusarse. Es algo que debe exigirle en privado a Mortier el Presidente del Patronato del Real, presente además en el momento de las declaraciones. Claro que también sería definitivo una declaración de Plácido Domingo al respecto, mostrando su desacuerdo y rogándole se retractase.
Al final, como siempre, el público será quien tome cartas en el asunto al renovar o no sus abonos para la próxima temporada. Si llega la debacle, el Teatro Real no tendrá más remedio que reaccionar. No, no despedirán a Mortier, que sería un escándalo que algunos no se podrían permitir, pero sí podrá recurrir a que su Patronato obligue al director artístico a respetar unas líneas maestras en vez de hacer de su capa un sayo.
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