El Met, ejemplo cinematográfico
El Met, ejemplo cinematográfico
Hoy aún están ustedes a tiempo para acercarse a los cines Yelmo y disfrutar de una ópera en directo como jamás podrán ver en un teatro y por menos de la décima parte de lo que en él les costaría. Y, hoy, desde el Met neoyorquino “Adriana Lecouvreur” de Cilea con, nada más y nada menos, que Anna Netrebko, Piotr Beczala, Anita Rachvelishvili, Ambrogio Maestri bajo dirección de Gianandrea Noseda y con puesta en escena de David McVicar.
En las últimas semanas se han retransmitido por los cines de todo el mundo cinco importantes títulos en vivo desde el Met: “Aida”, “Samson y Dalila”, “La Fanciulla del West”, “Marnie” y “Traviata”. En los repartos la citada Netrebko, Garanca, Damrau, Alagna, Kaufmann, Flórez, etc. No hay teatro en el mundo con espectáculos comparables, por mucho que a algunos les parezcan rancios escénicamente. Los patrocinadores no quieren poner su dinero en producciones que espanten la audiencia.
Peter Gelb, director del Met, apostó por estas retransmisiones, que proporcionan al teatro un público adicional de tres millones de espectadores y unos beneficios de más un millón de dólares. Dato curioso es que el 50% de los 20€ de cada localidad en el cine va a parar a las arcas del Metropolitan. A las más de cuatro mil personas del aforo del teatro, uno de los mayores del mundo, se unen casi 300.000 personas en cada retransmisión. Es evidente que los teatros se han quedado pequeños, que sus costes se han elevado astronómicamente y que, afortunadamente, se han abierto nuevos caminos, tanto para su financiación, como para facilitar el acceso al género a un público que no puede abonar los doscientos – casi cuatrocientos en las primeras del Real- euros de una butaca.
Muchas son las cosas a admirar cuando se acude al Met neoyorquino, empezando por la plaza del Lincoln Center, con su fuente, a donde se vuelca el teatro, la New York City Opera, la Juilliard o el NYC Ballet. Unos paneles permiten conocer las óperas en cartel. Cuatro títulos diferentes en tres días. Toda una demostración de un poderío con el que ningún otro teatro del mundo puede competir, aunque a través de su enorme frontal de cristal se vislumbren los dos inmensos Chagal que la institución ha tenido que hipotecar para hacer frente a la crisis.
Hasta esto lo podrán ver en el cine en uno de los numerosos planos que enfocarán a la plaza y a la enorme lámpara de la entrada del teatro. Pero verán muchas más cosas además de la obra de Cilea. En los descansos tendrán a Renee Fleming, Joyce DiDonato o cualquier otra estrella que en esos momentos se encuentre trabajando en el Met, presentándoles la ópera de turno y entrevistando a sus protagonistas. Les verán en sus camerinos, en el green room o en el propio basckstage. Y verán también cómo se realizan los cambios de decorados entre cada acto.
El abono a las transmisiones de las cadenas Yelmo y Cinesa se ha convertido en una clara alternativa al del Real, el Liceo o ABAO, con precios casi prohibitivos. Ello le está pasando factura al Met, con su sala mucho menos nutrida que antaño.
Estamos ante un caso parecido al de la prensa en papel e internet. Ésta ha destrozado los ingresos, pero no se puede vivir sin ella. Lo que se gana por un lado se pierde por otro, se llenan los cines y se vacían los teatros. Tanto es así que las dudas sobre la repercusión económica de estas retransmisiones se han dejado sentir en las discusiones durante las crisis del Metropolitan entre Gelb y los sindicatos.
Para colmo, un amigo me decía: “Fuí al Parsifal de Munich porque el reparto, con Kaufmann, Stemme, Gerhager, Pape y Petrenko, era único y entrada, hotel y vuelo me salió por lo que una butaca de estreno del Real sin haber color”. La verdad es que deberíamos replantearnos muchas cosas. El tiempo dirá cómo acabaremos viendo la ópera. Gonzalo Alonso
El tiempo dirá cómo acabaremos viendo la ópera. Gonzalo Alonso
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