El milagro Domingo en Ifigenia
Temporada del Palau de les Arts
El milagro Domingo
“Ifigenia en Tauride” de Gluck. V.Urmana, R.Zanellato, P.Domigo, I.Jordi, A.Navarro, R.Martínez, etc. S.Wadsworth, S.Achinasi y D.Pelzig dirección escénica. P.Fournillier, dirección musical. Cor de Cambra Amalthea y Orquesta de la Comunidad de Valencia. Palau de les Arts. Valencia, 4 de diciembre.
Wagner, Verdi, Gluck y próximamente Martín y Soler muestran todo un tour de force de la ópera valenciana en amplio espectro para todos los públicos. También para su formidable orquesta que, más reducida en su plantilla, volvió a demostrar calidad y flexibilidad. Patrick Fournillier la dirigió con autoridad y nervio. Del coro habitual del teatro se pasó al Cor de Cambra Amalthea, quizá más apto sobre el papel para la obra pero con menos veteranía y seguridad.
La producción provenía del Metropolitan neoyorquino, donde fue estrenada la temporada pasada y, como mandan los cánones de aquel coso, su concepto obedece a la mayor tradición. Un solo decorado bien ubicado en el tiempo, gigantesco, en tres planos que muestran dos estancias interiores y el exterior del palacio de Micenas sirve para desarrollar una acción parca que se explica por sí sola, sin ayuda de interpretaciones forzadas. Curiosa la comparación con las mucho más limitada económicamente que firmó Emilio Sagi el año pasado en Oviedo, en cambio más novedosa y rica dramáticamente. Como también curiosa la asunción de Orestes por dos cantantes tan diversos como Plácido Domingo y Gabriel Bermúdez. Frente a la juventud, frescura, exhibición física y timbre más baritonal del último, la veteranía, el arrojo, las ganas de seguir siendo el número uno –que aún lo es- del también madrileño. Próximo a cumplir los setenta años, no cabe hablar sino de milagro, de la misma forma que décadas atrás hablábamos del milagro Kraus. Sólo que Domingo ha llevado una vida incomparablemente más activa y abordado repertorios más amplios y comprometidos. Plácido sigue cantando, no fraseando o “diciendo” notas como otros grandes del pasado en activo. Aquí radica la diferencia y Domingo, posibles readapaciones tonales aparte, aborda aquello que puede abordar y lo hace emocionando al oyente. Hay otras, pero ésta es también una gran verdad en música.
Lujoso el reparto, salvo en el escaso Thoas de Riccardo Zanellato. Magnífica Violeta Urmana en la exigente Ifigenia, solventando los peligrosos agudos sin caer en estridencias. En estupendo momento Ismael Jordi como Pilade, con una voz que corre, totalmente entregado y ajustado estilísticamente al personaje. Muy adecuada en su breve cometido Amparo Navarro, descendiendo desde 18 metros de altura. ¡Qué lujo poder vivir en dos días consecutivos dos espectáculos tan diferentes e ineresantes como esta “Ifigenia” en Valencia o “Katia Kabanova” en Madrid. Gonzalo Alonso
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