Goyescas: El pasado se hace futuro
El pasado se hace futuro
Es una buena noticia que este disco esté en la calle; esta grabación se encontraba perdida y ahora, al cabo de unos cuantos años y en el peor momento para el disco que ha conocido nuestro país desde que se inventó ´el digital´, por algún tipo de carambola comercial en la que mejor no indagar, se produce el milagro. De entrada, enhorabuena a la responsable del asunto, es decir, a la intérprete que se sentó al piano para tocar, Rosa Torres-Pardo, que ha tenido que ejercer de sufridora durante 16 años hasta poder ver su trabajo en un disco en la tienda. Agradecimientos a Telefónica, por patrocinar, y también, aunque más moderados, a Deutsche Grammophon, como es necesario explicar ya mismo.
A Torres-Pardo le grabaron estas Goyescas en el Auditorio de Las Rozas, Madrid, el 10 de noviembre de 1999. Fue en un memorable concierto en directo, un registro con excelente producción de Martín Compton para el sello Calando. Increíble esfuerzo para una grabación que hasta hoy ha ostentado el título de privada, y por ello solo accesible a unos pocos, entre los que tengo el honor y la suerte de estar. Ojeo el libretillo de entonces, con jugosos comentarios de mis admirados Arnoldo Liberman y Juan Ángel del Campo; fotografías de Máximo Pradera y maravillosos dibujos de Eduardo Arroyo y me deprimo, a continuación, con el que tengo delante, al que solo le queda el comentario de Liberman y algún dibujo de Arroyo. Bueno; lo entiendo, estamos en crisis y no se pueden echar cohetes. Pero sí informar al comprador de todo lo que he expuesto arriba: que se trata de una grabación en vivo y que se trata de un trabajo anterior, en el que nada tienen que ver los ingenieros de D.G. En cambio, tras la (P)2015 se enfatiza sobre los derechos de reserva del producto. En mi opinión, tales dislates no hacen sino acentuar la idea que se desprende de todo ello: quien ha organizado esto no tiene ni idea de qué va el asunto, de los porqués musicales acerca de la necesidad de dar salida comercial a un producto de tantísima calidad como este. Antes, en la cúpula del sello alemán había gente que sabía de música; parece que ahora solo quedan mercaderes. Lamentable.
Los porqués musicales. La versión que hace ya más de tres lustros era capaz de hacer la pianista madrileña, cuando todavía no se había producido la eclosión de pianistas jóvenes de enorme talento a la que asistimos hoy. Rosa estaba por entonces, año arriba aña abajo, dándole vueltas a la Iberia, de Albéniz, que acabó grabando para Glossa cinco años más tarde. Es decir, se rompía los dedos y el alma todos los días delante de las dos partituras más totales del piano español de su tiempo. Y si a los resultados de su Iberia se pudo tener acceso a partir de 2006 con la publicación del registro antedicho (otra grabación en directo, esta vez desde el Monasterio de San Pere de Camprodón, en Girona, igualmente con producción de Compton), los de Goyescas seguían siendo inaccesibles para la mayoría de los aficionados. (Por cierto, también ha mirado para otro lado el todopoderoso Klaus Heymann, para que su sello, Naxos, con el que Rosa ya había trabajado, se ocupara del asunto). En ese sentido sí que hay que agradecerle a D.G. que no haya hecho lo mismo y haya propiciado la existencia de este disco.
Vuelvo a la primera línea del párrafo anterior. La versión. Cuando ahora se le pregunta a Rosa cómo haría Goyescas, hace bien en contestar que mejor haríamos en fijarnos en su trabajo de antaño. Y cuando se le pregunta sobre modelos de intérprete de la obra, señala sin dudarlo a Alicia de Larrocha. Esta había grabado Goyescas casi una década antes, naturalmente con espectaculares resultados, pero no dejan de ser curiosos en algún aspecto: en general los tempi son casi un diez por ciento más rápidos que en la versión de Torres-Pardo. Normalmente, y salvo sonadísimas e históricas excepciones, los pianistas tienden a aminorar la velocidad a la que tocan a medida que se hacen mayores. Rosa todavía no lo es, pero en 1999 fue más lenta que Alicia en 1990. ¿Es tan importante el tempo en esta música? Pues a mí me parece que se trata de una auténtica madre del cordero, porque, por las características discursivas de la música de Granados, condiciona muchísimo el resultado final. A mi entender, el piano de Granados se levanta sobre dos goznes definitorios: la belleza de su interior, de su alma, de su melodismo pictórico, de sus notas en definitiva, y de otros factores más de orden organizativo-musical, eso que se suele llamar discurso, y que tan bien se aprecia y define (el estilo) en los grandes compositores románticos de música para piano solo (Schumann, Chopin, Mendelssohn, Liszt…) . Es un discurso en el que la plasticidad agógica y dinámica y el músculo conviven en sana armonía. De manera que sí, el tempo es vital, pero lo es más conseguir, uno, la belleza de las notas (su fraseo, su paladeo, diría), y dos, la elasticidad discursiva, la variedad sonora y el vuelo melódico. Y esas, más que los tempi en sí, me parece que son las razones por las que esta versión de Rosa Torres-Pardo se aproxima a lo memorable. Obviamente luego están otra apreciaciones mucho más subjetivas, que tienen que ver con los significados extramusicales. Me refiero a cuando se habla de sentimientos puros: tristeza, melancolía, soledad… ; subetxtos que a todos nos gusta encontrar cuando escuchamos música, pero que la mayor parte de las veces están más en nosotros mismos que en la propia interpretación. O sea, otra historia.
En conclusión. Con independencia de la ´cocina interna´ de este disco, se trata de un extraordinario trabajo que todo buen aficionado debe conocer y disfrutar. O en otras palabras: no deje usted de comprar este disco; no se arrepentirá. Pedro González Mira
GRANADOS: El pelele. Goyescas. Rosa Torres-Pardo, piano. D.G., 0028948122448
Últimos comentarios