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OCNE: Bajo control
Por Publicado el: 03/11/2005Categorías: Crítica

Ensueño en el Auditorio

Día del Ahorro
Ensueño en el Auditorio
Obras de Weber y Mendelssohn. Orquesta Revolucionaria y Romántica. John Eliot Gardiner, director. Auditorio Nacional. Madrid, 3 de noviembre de 2005.
Caja Madrid viene ofreciendo cada año, en el Día Universal del Ahorro, un concierto extraordinario que, hasta ahora, ha seleccionado muy cuidadosamente Antonio Moral. Este año se ha contado con uno de los directores más interesantes y serios entre los pioneros de la interpretación historicista, John Eliot Gardiner, y su conjunto la Orquesta Revolucionaria y Romántica. Gardiner, como Harnoncourt y algún otro, ha abandonado hace tiempo posturas recalcitrantes y ahora, por poner un ejemplo, anda detrás de “Don Carlo” y “Carmen”. Es un hombre inteligente al que, como muchos otros casos, acompaña la no menor inteligencia de su esposa. Es además director acaudalado que no precisa someterse a tiranías artísticas. De ahí que muchas veces sorprenda con propuestas tan originales y atractivas como la presente: un concierto dedicado a la fantasía del “Oberón”. El “Oberón” de Weber y “El sueño de una noche de verano” son partituras hermanadas que hasta comparten algún tema, como la canción de la sirena del acto II de la ópera de Weber transformado en el de la Corte de Atenas en la obra de Mendelssohn. Buena idea unirlas estableciendo la “Sinfonía Escocesa” como puente, no en vano mantiene las tres un espíritu muy británico.
Gardiner lidera en cierto modo la corriente historicista, pero muestra como con instrumentos originales se puede también hacer música romántica sin aburrir. ¡Cuidado que es difícil mantener la afinación en los viento-metales de época! Pues los profesores de la excelente Orquesta Revolucionaria y Romántica lo lograron a pesar de los ritmos vivísimos a los que Gardiner sometió a las partituras. Tales velocidades evitaron las brumas y los matices sombríos de la “Escocesa”, que sonó trepidante –soberbia la tormenta- pero un tanto falta de contemplación recreativa. “El sueño de una noche de verano” contó con intervenciones declamadas de los solistas que, además, emplearon retoques en las vestimentas acordes con el argumento de la obra. Realizaron una media actuación por diversas partes de la sala y hasta se unió a ellos el propio director a la hora de introducir la célebre “marcha nupcial”. Fue un concierto imaginativo para un público entregado que respondió con el entusiasmo de las grandes ocasiones y que salió realmente con cara de haber disfrutado de lo lindo. Gonzalo ALONSO

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