Entusiasmo para la discrección
Fischer Ibermúsica
Entusiasmo para la discrección
Obras de Strauss, Bartok y Stravisnky. G.Kremer, violín. Orquesta del Festival de Budapest. I.Fischer, director. Auditorio Nacional de Música. Madrid, 23 de mayo.
Si el día anterior escuchábamos a un Alfred Brendel de setenta y seis años, Gidon Kremer apenas ha cumplido los sesenta, pero su aspecto físico es similar al del gran pianista. Afortunadamente los dedos siguen conservando su poder y sus virtudes. Bordó el primer concierto de Bartok, obra un tanto olvidada en el repertorio. Quizá no sea ajeno a este olvido el hecho de que no se estrenase en vida de su autor y que la solista a quien Bartok se la dedicó, Stefi Séller, nunca la llegó a tocar. Hay obras casi malditas, sin embargo se trata de un concierto en el que el interés crece al avanzar las notas.
Ivan Fischer puso corazón, lo que no era algo hasta ahora frecuente en él, en la lectura de “La consagración de la primavera”, muy bien resuelta en su final. Fue muy aplaudido el primer fagot a insistencia del director y el entusiasmo del público abarcó a toda la agrupación, que concedió como propina el interemedio de “Cavallería rusticana” –pieza un tanto extraña para húngaros en gira- y la sexta danza húngara de Brahms. En ellas volvió a revelarse que la Orquesta del Festival de Budapest pone entusiasmo, pero su sonido no pasa del de un conjunto de nivel medio. Gonzalo Alonso
Últimos comentarios