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Por Publicado el: 08/02/2007Categorías: Artículos de Gonzalo Alonso

Escritos musicales

Escritos musicales
Con cuanta frecuencia llegan tarde los reconocimientos. Afortunadamente Enrique Franco, uno de los más ilustres críticos que haya tenido España y un querido amigo, puede disfrutar de ellos en vida. Tras los homenajes por su ochenta cumpleaños, cuando ya han pasado casi otros siete, recibe un nuevo regalo. Se lo ofrece Paloma O’Shea en reconocimiento tanto a su calidad profesional como humana y, desde luego, en agradecimiento por los sabios consejos que ha aportado a sus muchas iniciativas musicales desde que ambos se conocieron en la Sala de Conciertos del Casino del Sardinero en una lejana velada en la que tocaba Eduardo del Pueyo.
Se trata de un libro que casi es único en su género. Lo es en compañía de los que escribieron Cecilio de Roda para la Sociedad Filarmónica y Adolfo Salazar para la Sociedad Nacional de Música. Estamos ante 146 notas a los programas de mano escritas por Enrique y seleccionadas por Tomás Marco entre las muchas que firmó entre 1971 y 1979 para la Orquesta de la RTVE. Se reflejan en ellas las cualidades que adornan a Enrique: la profundidad en los contenidos sin perder la sencillez en los continentes. Al aficionado nunca le echarán para atrás y sí le proporcionaran datos y reflexiones serias y auténticamente personales. No sólo son dignos de admiración los ensayos o los retratos, sino también las innumerables citas con las que da la última pincelada a sus comentarios. He empleado expresamente la palabra pincelada porque una de las mejores aportaciones de Enrique es la permanente interconexión que realiza entre todas las artes y muy especialmente cuando une música y literatura. Sólo un auténtico humanista es capaz de ello.
La recopilación, que ofrece un fiel reflejo de la entonces acertada programación de la orquesta y que debería servir de orientación para quienes dirigen hoy su rumbo, se cierra con una preciosa foto de Enrique y Ana Mari, gracias a cuyo tesón por guardar, fichar y encuadernar los programas ha sido factible esta docta y amena recopilación en la que hay mucho que aprender. Por suerte Enrique guarda material para otros muchos libros como éste en su casa-biblioteca. Gonzalo ALONSO

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