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El Liceu toca fondo con esta representación de Otello
Por Publicado el: 07/02/2016Categorías: Crítica

Exaltación belcantista con “Otello” rossiniano

OTELLO (G. ROSSINI)

Gran Teatre del Liceu de Barcelona. 6 Febrero 2016.

Versión de Concierto.

Este año se cumple el 4o centenario de la muerte de William Shakespeare y el Liceu ha querido conmemorarlo ofreciendo Otello en sus dos versiones más representativas, la de Verdi y la de Rossini. Muy interesante la iniciativa, ya que no es frecuente poder ver la ópera del compositor de Pésaro y menos con un reparto a la altura de sus exigencias. Si las representaciones del Otello verdiano han dejado que desear, las concertantes de Rossini han sido una auténtica fiesta de exaltación del belcanto.

Otello Rossini1

Imagen del concierto

Rossini compuso su Otello en sus años de Nápoles, siendo estrenada en Diciembre de 1816, cumpliéndose, por tanto, este año el segundo centenario de su creación. Lo cierto es que este otro Otello sufre mucho en su comparación con el de Verdi, particularmente desde el punto de vista dramático, ya que el ejemplar libreto de Boito resulta muy superior al de Francesco Berio di Salsa, particularmente poco teatral en el tercer acto de la ópera. Mucho esfuerzo y mucha calidad se necesita para que el Otello de Rossini vuelva al repertorio, esfuerzo y calidad que esta vez han estado presentes.

La versión ofrecida ha sido en concierto y no creo que nadie haya echado en falta una versión escénica, sobre todo teniendo en cuenta lo que estos días ha venido ocurriendo con las representaciones del Otello verdiano.

La dirección musical ha estado en manos del americano Christopher Franklin, que nos ha ofrecido una convincente lectura de la obra de Rossini. Estamos ante un director muy familiarizado con el compositor de Pésaro y que demostrado un gran conocimiento de la partitura que ahora nos ocupa. Su lectura ha sido buena, muy atento a la orquesta y también a los cantantes, a los que ha apoyado siempre con mucho mimo. Ya desde la obertura las cosas rodaron de manera plenamente satisfactoria y todo funcionó bien. La prestación de la Orquesta Sinfónica del Liceu fue buena, si obviamos las pifias de algunos instrumentos de viento. El Coro del Liceu estuvo bien, aunque eché en falta mayor consistencia en las voces graves.

Otello Rossini2

Gregory Kunde y Jessica Pratt

No es fácil montar un reparto del Otello de Rossini y hay que reconocer que el Liceu lo ha conseguido plenamente. Para mi gusto, el reparto más completo de las escasas representaciones que ha habido de este título en el mundo en los últimos años. Recordaré que esta ópera no subía al escenario del Liceu desde 1877.

Otello fue interpretado por Gregory Kunde, sin duda el gran referente en el personaje de los últimos años. Tuve la suerte de verle en su debut en el personaje en Pésaro en Agosto de 2007 y hoy en día su Otello es mucho más convincente que entonces, aunque hay que decir que hace 8 años ya obtuvo un gran triunfo. La evolución vocal de este gran cantante ha hecho que hoy sea el auténtico baritenor que requiere el personaje, sin haber perdido un ápice en su flexibilidad y en su facilidad en las notas altas, con la ventaja de que por abajo resulta mucho convincente que entonces. A esto hay que añadir una gran expresividad y el hecho de haber sido el único cantante que no tuvo que mirar a la partitura en ningún momento y el único que realmente interpretó, como si lo estuviera cantando todos los días. Gregory Kunde está en un momento dulce y mucho lo echaremos en falta, cuando deje de deleitarnos con su arte, lo que no puede tardar décadas.

Jessica Pratt, que venía de cantar la Sonnambula en Bilbao, hizo una convincente Desdémona. Cantó con gusto y no rehuyó las dificultades vocales de la partitura, y puede decirse que es una de las mejores Desdémonas de la actualidad, a la espera de que otras colegas suyas se enfrenten con el personaje. Eché en falta algo más de espesor en registro central, lo que no tiene nada de particular teniendo en cuenta que fue Isabella Colbran la que cantó en el estreno.

La parte de Rodrigo es posiblemente la más brillante de la ópera, siempre que se cuente con un tenor adecuado. En los últimos años ha sido Juan Diego Flórez quien ha triunfado en el personaje y ha dejado el listón muy alto para el resto de sus colegas. En Barcelona hemos tenido al tenor ruso Dmitry Korchak, que ha sido la gran sorpresa del concierto. Su actuación ha sido impecable, con un fraseo excepcional y una gran expresividad. Se ha enfrentado con éxito a los continuos sobreagudo del personaje, especialmente en su gran aria del segundo acto. No llega a tener la insultante facilidad en la estratosfera de Juan Diego Flórez, pero lo hizo de manera esplendida. Le he encontrado además muy mejorado tanto en volumen como en su emisión, que hoy no tiene ya rastros de nasalidad, como la tuvo hace años.

Otello Rossini3

Saludos

A gran nivel estuvo también el tenor chino Yijie Shi como Yago. Su evolución vocal es muy interesante, ya que se voz ha ensanchado, manteniendo una gran flexibilidad, además de una gran facilidad en las notas altas. Es una pena que Yago no tiene en Rossini la importancia que adquirió después en Verdi.

Buena impresión también la dejada por el bajo barítono Mirco Palazzi en la parte de Elmiro. La voz ofreció pastosidad en el centro y clarea por arriba menos de lo que lo hacía hace un tiempo.

Emilia era la catalana Lidia Vinyes-Curtis que a mi me sonaba más a soprano que a mezzo soprano. Cumplió con su cometido, como lo hicieron Josep Fadó como un sonoro y adecuado Dux, José LuisMoreno en Lucio y Beñat Egiarte como Gondolero.

El Liceu ofrecía una ocupación de alrededor del 90 % de su aforo. El público se mostró muy satisfecho con el resultado del concierto, con muestras de entusiasmo inequívocas durante el mismo, especialmente para el aria de Rodrigo y para el dúo de Otello y Yago. La recepción final fue entusiasta, particularmente para Gregory Kunde y Dmitry Korchak.

El concierto comenzó puntualmente y tuvo una duración de 3 horas y 3 minutos, incluyendo un intermedio. Duración musical de 2 horas y 21 minutos. Nueve minutos de aplausos.

El precio de la localidad más cara era de 213 euros, habiendo butacas de platea al precio de 113 euros. La entrada más barata costaba 27 euros. Jose M. Irurzun

Fotos: A. Bofill

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