Crítica: Exhibición de Jansen y Mäkelä en Ibermúsica
Exhibición de Jansen y Mäkelä en Ibermúsica
Obras de Chin, Wagner y R. Strauss. Obras de Purcell, Britten , Downland y Schumann. Royal Concertgebouw Orchestra. Director: Klaus Mäkelä. Ciclo Ibermúsica. Auditorio Nacional. Madrid, 28 y 29 de enero.
La vida siempre da sorpresas y la sorpresa llegó con el segundo concierto del Mäkelä con el Concertgebouw en Ibermúsica. Parecía mucho más interesante el programa del primer día con “Vida de héroe” como plato fuerte y, sin embargo, salió más redondo el segundo, quizá porque director y orquesta estaban más descansados.
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Mäkelä con el Concertgebouw en Ibermúsica
Mäkelä es el director de moda, como años ha lo fuera Gustavo Dudamel. Ambos comparten la afición por el riesgo. Hay que recordar cuando la Scala le entregó al venezolano la dirección de su primera “Boheme”, quizá también su primera ópera. Fue un desastre adjudicable a ambas partes. El finés tiene o ha tenido en sus manos al Concertgebouw, la Sinfónica de Chicago, la Filarmónica de Oslo y la Orquesta de París, además de su actividad como violonchelista. Todo ello antes de cumplir la treintena. No hay duda de que tiene talento, pero haría bien en tomárselo con más calma.
“Subito con forza” de la coreana Unsuk Chin (1961) es una pieza de apenas cinco minutos para abrir boca, pero en la que participan todas las secciones de la amplia orquesta, pero sin demasiado interés. Fue aplaudida con cortesía. En el “Idilio de Sigfrido” brillaron la cuerda y unas trompas muy superiores a las recientes de la Simón Bolivar con el citado Dudamel. Una lectura sensible, sin caer en la sensiblería, pero sin el calor que ha de hacernos llegar esta música que debió en encantar a Cosima Wagner, su dedicataria. Quizá la obra de Strauss fuera traducida por el director como un “Yo seré el próximo héroe de la música”. Ya veremos. Si, desde luego, para hacer sentir la gran agrupación que es el Concertgebouw. La cuerda espléndida, pero los vientos y metales no le van a la zaga. Se disfrutó con el solo de violín en “la compañera del héroe”, pero los metales apabullaron en “el campo de batalla del héroe”. Gran éxito para un concierto breve sin propina.
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Mäkelä y Jansen con el Concertgebouw en Ibermúsica
Sí la hubo, aunque no de la excepcional violinista Janine Jansen, al final de una formidable “Segunda” de Schumann con un entreacto schubertiano de su “Rosamunda”. En la sinfonía se lució toda la orquesta, mostrando tanto fortaleza como sensibilidad, gracias a la muy inspirada lectura de Mäkelä, sobre todo en el adagio espressivo, tocado con toda su profundidad. Con unas notas de la “Música para el funeral de la Reina María” de Purcell unidas a modo de introducción, la citada violinista ofreció una versión potente de un dificilísimo concierto que, quizá por eso, se toca tan poco. El Agitato del “Concierto para violín Op.15” de Britten resulta endiablado y la solista nos dejó boquiabiertos, para redondear con la intensidad doliente de la Passacaglia”. Sorprendentemente y a pesar de las ovaciones, no concedió la habitual propina solista. El programa se completó con “Lachrimae antiquae” de Downland, unida al Schumann sin apenas pausa y sin lugar a su final para los aplausos. El quinteto de dos violines, dos violas y un chelo iniciaron una partitura que se escuchó con agrado, pero que podía seguir durmiendo en el olvido.
Dos conciertos, con el auditorio a rebosar, de un director expresivo en gestos y de claras intenciones, que comunica porque alienta a sus músicos y transmite al público. Seguiremos atento a su carrera.
Fotos: Rafa Martín/Ibermúsica
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