Fachas y fascismo cultural
Fachas y fascismo cultural
En los últimos meses he escuchado más de una vez la expresión “Eres un facha” para calificar a alguien que discrepaba de una determinada puesta escénica supuestamente “avanzada”. Y, con frecuencia, el así agredido se ha callado por no discutir. Peligrosa cuestión ésta.
La cultura de las llamadas derechas es una cultura vergonzante. Parece que no crean en ella. De ahí que cuando llegan al poder la entregan a profesionales de la izquierda. Y entonces se sienten orgullosos y “progres”: han nombrado la valía por encima del carné. La izquierda, en cambio, jamás entregará una responsabilidad a alguien de derechas. Más vale un compañero que la valía. Y, casi peor aún, la derecha tiene miedo a la hora de defender culturalmente lo suyo y tiene miedo a atacar cuanto culturalmente de izquierdas es atacable. Y hasta parece tener miedo a defender a cualquiera de los suyos que denuncie con valentía lo mucho denunciable. Señores y señoras, valor y sentido común. Lo culturalmente denunciable se ha de denunciar desde cualquier tribuna. ¿Acaso no se hace así en política? ¿Por qué no entonces en la cultura?
¿Se acuerdan del “todo vale” de hace años? Pues estamos en las mismas. Todo vale, pero según quién. Estamos pudiendo comprobar cómo muchos responsables políticos, económicos y culturales -que es lo que nos importa a nosotros- piensan que pueden hacer lo que les venga en gana sin que nadie tenga el derecho a realizar crítica alguna.
Algunos gestores culturales pueden atacar, pero no les gusta ser atacados. Y ellos no están para atacar a la crítica sino para ser analizados con lupa por la crítica. Pero no admiten discrepancias. Y llegan a la denuncia en los tribunales por una estricta crítica musical. No sólo a eso, sino también a la falsificación si es lo más conveniente para tratar de silenciar voces discrepantes. Todo tremendamente lamentable y burdo. Tanto que a quien más daño hacen es así mismos.
Hoy todo el que lleva la contraria a determinados señores es “facha”. Y esa, no sólo es la postura más facha que pueda existir, sino que es simple y llanamente fascismo cultural. Y me pregunto ¿a qué se debe este afán totalitario y sectario?
La enseñanza y la educación se han deteriorado hasta niveles paupérrimos. Ladeada la religión, ¿cuándo y dónde se enseñan hoy valores como el no engañar? No es extraño que quienes no enseñen a sus hijos la virtud de la verdad, se dediquen a la falsedad. Y la moda es hacerlo sonriendo y con cara de no haber roto nunca un plato, cuando los basureros están llenos de vajillas rotas.
Para algunos sirve el “todo vale”, pero siendo esto un error, más erróneo es que “todo valga” pero sólo para ellos. Algunos acabarán teniéndose que tomar su propia medicina y no sabrán el doctor que se la suministrará. Gonzalo ALONSO
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